Para
estudiar el Primado de Pedro a profundidad
Por José Miguel Arráiz
Introducción
Los católicos profesamos obediencia al Papa,
como legítimo sucesor del Pedro, y le consideramos el representante de nuestro
Señor Jesucristo aquí en la tierra. Ante esta afirmación muchos cristianos de
hoy en día se escandalizan y nos hacen preguntas como: ¿Por qué obedecen al
Papa? ¿No se dan cuenta es solo un hombre? ¿Cómo se puede creer que no se puede
equivocar? En busca de respuestas a estas interrogantes he escrito este
estudio.
¿De donde viene la autoridad del Papa?
La autoridad del Papa viene por legítima
sucesión de la autoridad que Cristo confirió al apóstol Pedro cuando le designó
la piedra sobre la que se edifica su Iglesia y le entregó las llaves del reino
de los cielos y la autoridad de atar y desatar:
“Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en
la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos.»” Mateo 16,18-19
En el pasaje anterior lo primero que debemos
notar es que Cristo cambia el nombre a Simón por Pedro (Piedra). Veamos que
significa este cambio de nombre.
La importancia de nombre
Si estudiamos con detenimiento la Biblia
podemos ver que para Dios el nombre es muy importante, ya que cada vez que Dios
cambia el nombre a alguien lo hace con un propósito. El nombre corresponde a su
nueva identidad, función o ministerio. Veamos varios ejemplos:
A Abram Dios le cambia el nombre por Abraham
porque le constituye en padre de muchedumbre de pueblos:
“Cayó Abram rostro en tierra, y Dios le
habló así: «Por mi parte he aquí mi alianza contigo: serás padre de una
muchedumbre de pueblos. No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será
Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he constituido. Te haré
fecundo sobremanera, te convertiré en pueblos, y reyes saldrán de ti.” Génesis
17,3-6
A Saraí (esposa de Abraham) Dios le cambia
el nombre a Sara que significa "princesa fecunda", "madre de
reyes":
“Dijo Dios a Abraham: «A Saray, tu mujer, no
la llamarás más Saray, sino que su nombre será Sara. Yo la bendeciré, y de ella
también te daré un hijo. La bendeciré, y se convertirá en naciones; reyes de
pueblos procederán de ella.»” Génesis 17,16
A Jacob Dios le cambia el nombre por Israel
porque "lucho con Dios y los hombres y venció"
“Dijo el otro: «¿Cuál es tu nombre?» -
«Jacob.» - «En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido
fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido.»” Génesis 32,28
El nombre de Jesús también tiene un
significado:
“Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por
nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»” Mateo 1,21
Pedro, la "piedra"
Con Pedro pasó algo similar. Al momento de
que Pedro conoció a Jesús, Jesús le cambia el nombre de Simón a Pedro (que
quiere decir Piedra).
“Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su
mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» -
que quiere decir, "Piedra".” Jesús 1,42
Jesús lo hace mirándole fijamente. La
palabra en nuestro idioma no capta lo que la palabra en griego significa. Aquí
se utiliza INTUITUS, (no ASPEXIT ni VIDIT), es
decir, mirar profundamente con mirada penetrante. Aquí Jesús estaba diciendo
algo sumamente serio y su mirada penetraba el alma de Pedro.
Jesús posteriormente confirma el cambio de
nombre a Pedro. Veamos ahora el pasaje completo:
“Llegado Jesús a la región de Cesarea de
Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es
el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que
Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros
¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de
Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que
está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra
ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la
tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos.»” Mateo 16,13-19
Es importante notar que cuando Pedro
responde la pregunta de Jesús sobre su identidad "¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?" Pedro contesta;"Tú
eres el Cristo." Después Jesús, usando las mismas palabras
"TÚ
ERES", también trata la identidad de Simón: "Y
yo a mi vez te digo que tú eres Pedro". Como hemos visto
anteriormente cuando Dios cambia el nombre corresponde a su nueva identidad.
Aquí el nombre de Pedro corresponde a su nueva identidad "piedra". Si
no es así, ¿por qué cambiar su nombre?
Muchos cristianos no-católicos no creen que
Pedro sea la piedra, y para eso utilizan varios argumentos:
Argumento 1: Argumentan que Jesús se refería a que la
piedra era la confesión de que Jesús era el Cristo, así todo el que confesara
que Jesús es el Señor estaría sobre la piedra que soporta la iglesia.
Ciertamente el fundamento de nuestra fe está
basado en que Jesús es nuestro Señor, pero eso no era lo que Jesús estaba
diciendo aquí. La palabra griega que se emplea para "esta piedra" el
adjetivo demostrativo, caso dativo TAUTEE con el artículo TEE para mostrar la
fuerza implicada en la cualidad demostrativa. Del griego esta frase puede ser
traducida "ESTA MISMA". Por lo que Mateo 16,18 dice: "Tu eres
Pedro y sobre ESTA MISMA PIEDRA edificaré mi iglesia. Con el uso de TAUTEE es
claro que Jesús está hablando de la misma piedra que acaba de mencionar.
Recordemos que Natanael fue el primero en
confesar que Jesús era el Hijo de Dios y a este Jesús no le cambia el nombre.
Por otro lado Jesús le cambió el nombre a Pedro apenas lo conoció (Juan 1,42)
antes de que Pedro profesara su fe.
“Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo
de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Le dice
Natanael: «¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Le respondió Natanael:
«Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas
mayores.»” Juan 1,47-50
Argumento 2: Argumentan que Jesús mismo es la piedra.
Afirman que Jesús se refería a sí mismo cuando decía "sobre
esta piedra edificaré mi iglesia", por lo que implican que no
se refería a Pedro ya que en griego Pedro (Petros) y roca (petra) son palabras
diferentes: "Tu eres "Petros"… y sobre
esta "petra" edificaré mi iglesia.
Este argumento es inválido. Jesús habló en
arameo y no en griego, y en este idioma no existe tal distinción. Jesús hubiera
dicho en arameo "Tu eres Kefa/Cefas y sobre este Kefa/Cefas"
edificaré mi iglesia".
A este punto muchos alegan que al hacer la
traducción al griego se hubiera notado la diferencia pero esto no era posible
debido a que PETRA es de género femenino en griego y no se podía asignar a un
hombre un nombre de mujer. Por eso cuando se escribe el evangelio y el
evangelista tiene que traducir Cefas en vez de decir PETRA ("piedra en español")
masculinizó el nombre: PETROS (Piedro).
Muchos cristianos no católicos argumentan en
base a los siguientes pasajes 1 Pedro 2,4 que Jesús es la Piedra y por lo tanto
Pedro no lo puede ser:
“Pues nadie puede poner otro cimiento que el
ya puesto, Jesucristo.” 1 Corintios 3,11
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada
por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios, también vosotros, cual
piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un
sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por
mediación de Jesucristo.” 1 Pedro 2,4-5
Sin embargo erróneamente están mezclando las
metáforas. En la primera carta a los Corintios, Pablo es el constructor y
Cristo la base; en Mateo, Jesús es el constructor y Pedro la roca base.
Similarmente a pesar de que en el pasaje de corintios Cristo es el cimiento en
otra metáfora la Iglesia está cimentada sobre los apóstoles y Cristo es aquí la
piedra angular:
“edificados sobre el cimiento de los
apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo,” Efesios 2,20
La piedra angular es la última piedra que se
coloca en la construcción y es la que mantiene trabada a todas las demás. Por
eso, podemos decir que Cristo es la piedra angular, Pedro la piedra “sobre” la
que se edifica la Iglesia y nosotros somos piedras vivas que conformamos
el resto del edificio espiritual. El error de los no católicos es no entender
la función de cada piedra en la composición de este edificio espiritual que es
la Iglesia y el no poder diferenciar entre “piedra angular” y “piedra sobre la
que se edifica”.
Otro argumento es que solo Dios es llamado
"Roca o "Piedra" y por lo tanto un hombre no lo puede ser. Pero
ya hemos visto que nosotros mismos somos llamados piedras en 1 Pedro 2,5, sin
contar que Dios también llamó a Abraham, la piedra en Isaías:
“Prestadme oído, seguidores de lo justo, los
que buscáis a Yahveh. Reparad en la peña de donde fuisteis tallados, y en la
cavidad de pozo de donde fuisteis excavados. Reparad en Abraham vuestro padre,
y en Sara, que os dio a luz; pues uno solo era cuando le llamé, pero le bendije
y le multipliqué.” Isaías 51,1-2
Concluyendo, Jesús no dijo "sobre mí,
edificaré mi iglesia", hubiera sido redundante, en caso de querer decir
esto diría "sobre mi edificaré la Iglesia". Tampoco dijo "sobre
la confesión de Pedro" edificaré mi Iglesia". Tenemos que ser
honestos con la Biblia y no añadir palabras. ¿Por qué Pablo siguió llamando a
Pedro CEFAS si no lo era? (Gálatas 2,9 entre otros). Si Mateo quería que
entendiéramos que Jesús era la Roca, ¿por qué no lo clarificó? Porque lo claro
es que era Pedro.
Una prueba indiscutible de esto es que Jesús
luego le entrega en el mismo pasaje las llaves del reino de los cielos (signo
indiscutible de autoridad):
El significado de las llaves
“A ti te daré las llaves del Reino de los
Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que
desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»” Mateo 16,19
Jesús da a todos los apóstoles el poder de
atar y desatar, pero solamente le da las llaves a Pedro, por tanto el poder de
Pedro en ese sentido no es compartido por el resto.
En el reinado de Judá e Israel y en los
reinados antiguos el rey tenía la máxima autoridad (Por ser monarquías) pero
tenía a su servicio un conjunto de ministros a quien delegaba (poder de atar y
desatar), pero solo uno de ellos tenía autoridad total subordinada de la del
rey sobre los asuntos del palacio y del reino. Este era llamado el “mayordomo”
y era a quien el rey le confiaba las llaves.
Ejemplos lo vemos con José (El hijo de Jacob
que llegó a ser mayordomo en casa del Faraón):
“Así halló José gracia en sus ojos, y
servíale; y él le hizo mayordomo de su casa, y entregó en su poder todo lo que
tenía.” Génesis 39,4
Otro pasaje que muestra la autoridad que
tenía el mayordomo lo vemos en el oráculo que el profeta Isaías hace sobre
Elyaquim:
“Aquel día llamaré a mi siervo Elyaquim,
hijo de Jilquías. Le revestiré de tu túnica, con tu fajín le sujetaré, tu
autoridad pondré en su mano, y será él un padre para los habitantes de
Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré la llave de la casa de David sobre su
hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá. Le hincaré como clavija en lugar seguro, y
será trono de gloria para la casa de su padre. Colgarán allí todo lo de valor
de la casa de su padre - sus descendientes y su posteridad -, todo el ajuar
menudo, todas las tazas y cántaros. Aquel día - oráculo de Yahveh Sebaot - se
removerá la clavija hincada en sitio seguro, cederá y caerá, y se hará añicos
el peso que sostenía, porque Yahveh ha hablado. La Iglesia es ahora la Nueva
Casa del Nuevo Rey David:” Isaías 22,20-25
Significativo este pasaje que refleja
perfectamente lo que significaba tener “las llaves”, que implicaba tener
autoridad conferida por el mismo rey “tu autoridad pondré en su mano”,
también era un padre espiritual para el pueblo “será un padre
para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá”, y su
autoridad le confería el poder de legislar y tomar decisiones que no podían ser
revocadas por persona alguna “abrirá y nadie cerrará, cerrará y
nadie abrirá”.
Para los judíos y para los apóstoles,
conocedores de de la figura del mayordomo y de este pasaje de las
Escrituras, el poder que conferían las llaves no era difícil de entender,
todos entendieron y Pedro especialmente que la función de Pedro era clara: ser
“El mayordomo de su reino”. Por eso el cambio de nombre y la entrega de llaves.
Sabemos que Jesús es el heredero del reinado
de David:
“El será grande y será llamado Hijo del Altísimo,
y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;” Lucas 1,32
“«Después de esto volveré y reconstruiré la
tienda de David que está caída; reconstruiré sus ruinas, y la volveré a
levantar.” Hechos 15,16
El Rey (Jesús) tiene las llaves:
“Al Ángel de la Iglesia de Filadelfia
escribe: Esto dice el Santo, el Veraz, el que = tiene la llave de David: si él
abre, nadie puede cerrar; si él cierra, nadie puede abrir. =” Apocalipsis 3,7
Y como nuevo rey confía el cuidado de las
llaves al mayordomo de su elección: Pedro.
El mayordomo tenía muchas funciones, su
autoridad era reconocida por todos porque representaba al rey, y su autoridad
era conferida por él. El mayordomo es a quien se le encargaba abrir y cerrar la
puerta del palacio (es decir todas las oficinas de los ministros), manejar
todos los asuntos de reino, sellar o no todos los documentos importantes y
cuidar el tesoro del rey (Isaías 22,15) El hacía el papel del portero (Marcos
13,32-34). El tenía la autoridad dentro de la casa de ser el administrador y
ser el que enseña.
Vemos otro pasaje donde Cristo nos muestra
la figura del mayordomo:
“En verdad, en verdad os digo: el que no
entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado,
ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de
las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus
ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las
suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero
no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de
los extraños.»” Juan 10,1-5
En el pasaje anterior vemos dos personajes,
el Pastor y el portero. Jesús es el pastor y el portero es quien tiene las
llaves y abre la puerta: Pedro.
Jesús es dueño de las llaves, se las da a
Pedro para edificar su Iglesia, está pertenece a Jesús pero Pedro las recibe.
Otra razón por la que Pedro y quienes
escuchaban debieron haber entendido así, es que ellos sabían perfectamente que
el único que podía explicar e interpretar las Sagradas Escrituras era el rabino
porque conocía perfectamente el término "atar y desatar". El rabino
gozaba de autoridad para prohibir y permitir y para interpretar. Por eso,
algunos judíos al ver con cuanta autoridad Jesús explicaba e interpretaba las
Escrituras le decían "Rabí".
El termino "atar y desatar": ATAR
en hebreo se dice "asar"; la "Mishná" (Shabbat 4,1) lo
emplea comentando Números 30,3 como declarar PROHIBIDO (Strack-Billerbeck I,
738). DESATAR en hebreo se dice "hittir"; la Mishná lo emplea para
declarar PERMITIDO o LICITO. La Sinagoga usaba ambos verbos para indicar quién
estaba ADMITIDO o PROSCRITO de la Sinagoga (excomunión) y para la
interpretación de ciertos pasajes difíciles de la Escritura; es, pues, un
empleo "técnico" para indicar “autoridad” no solo en materia
disciplinaria (imposición y levantamiento del anatema dictado por la Sinagoga;
además de la Mishná, Josefo habla de ello en el de Bello ludaico I, 111), sino
también A-U-T-O-R-I-D-A-D "halákica" PARA ENSEÑAR (en cuanto a la
enseñanza, significan la interpretación autoritativa de la ley POR EL RABINO
ORDENADO y competente en la materia: "goza de autoridad para prohibir y
permitir" (ver Sobre la Guerra de los judíos por el historiador
Flavio Josefo,, libro 1, cap 5, 111. Verbo "deo" (atar) en el
Diccionario exegético del NT de Balz-Schneider (Salamanca 1996).
En resumen Pedro al recibir las llaves del
reino de los cielos y el poder de atar y desatar en Mateo 16,19 sabía que se
refería a asuntos legales y religiosos del pueblo de Dios. Se trata de doctrina
(enseñanzas) y del poder de tomar decisiones, de declarar lo que está permitido
y lo que está prohibido. Solo Pedro (y sus sucesores) quedaron al cuidado de
las llaves de Jesús, a ellos corresponde la interpretación de la ·Escritura y
la última palabra en cuestión de dogmas de fe.
Dios es un Dios de orden y no de confusión,
pero ha bastado que muchos cristianos desconocieran esta autoridad que Cristo
ha instituido en Pedro para que comenzara una exponencial fragmentación de la
Iglesia y del cuerpo de Cristo cada quien tratando de atar y desatar por su
cuenta (que es lo que implica la libre interpretación de la Biblia).
Pedro, encargado de apacentar las ovejas del
rebaño del Señor
Otra evidencia muy clara de la primacía de
Pedro sobre los apóstoles es que es a él especialmente a quien Cristo
encomienda el cuidado de su rebaño:
“Después de haber comido, dice Jesús a Simón
Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú
sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.» Vuelve a decirle
por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes
que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por tercera vez:
«Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por
tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que
te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.” Juan 21,15-17
Cristo aquí manda a apacentar el rebaño a
Pedro 3 veces. Cuando Dios repite algo tres veces es porque quiere enfatizar su
importancia. Esto quiere decir que la encomienda que Jesús hacía a Pedro era de
suma importancia y por eso la repetición. Notemos también que primero le manda
apacentar los demás apóstoles (los corderos) y luego apacentarnos a nosotros
(las ovejas) lo que incluye una orden implícita para nosotros de dejarnos
apacentar. Jesús es el buen pastor y encomienda a Pedro el cuidado de sus
ovejas. Si nos consideramos una oveja de Jesús debemos aceptar que Jesús
encomendó a Pedro pastorearnos.
Debemos notar también que la palabra griega
que se utiliza aquí es POIMANE ("pastorea") significa
"gobernar", "regir", "ser superintendente". Por
tanto Jesús le estaba encomendando a Pedro regir su rebaño.
No solo aquí Pedro recibe la encomienda de
confirmar en la fe al pueblo de Dios,
“«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha
solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu
fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»” Lucas
22,31-32
Dios siempre ha escogido personas para
dirigir su pueblo (Noé, Moisés, los profetas, etc.). En el antiguo testamento
vemos como Moisés era el encargado por Dios para regir y él a su vez delegó la
autoridad en asuntos menos importantes en hombres capaces instruidos por él en
la ley de Dios, aunque en asuntos de importancia el tenía la última palabra:
“Al día siguiente, se sentó Moisés para
juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo ante Moisés desde la mañana hasta la
noche.” Éxodo 18,13
Ese era el plan de Dios para establecer un
orden, y desconocer la autoridad de Moisés era desconocer la voluntad de Dios
mismo. Ejemplos los podemos ver en varios pasajes del antiguo testamento. El
primero de ellos lo vemos cuando Datán y Abirón se revelan contra Moisés:
“…Estos Datán y Abirón eran famosos en la
comunidad y se rebelaron contra Moisés y Aarón con la cuadrilla de Coré, cuando
ésta se rebeló contra Yahveh.” Números 26,9
El resultado fue que se los tragó la tierra
con todos los que le siguieron:
“lo que hizo con Datán y Abirón, hijos de
Eliab el rubenita, cuando la tierra abrió su boca y los tragó en medio de todo
Israel, con sus familias, sus tiendas y todos los que les seguían.”
Deuteronomio 11,6
Otro ejemplo lo vemos cuando María y Aron
murmuran contra Moisés, Dios castiga a María dejándola leprosa:
“María y Aarón murmuraron contra Moisés por
causa de la mujer kusita que había tomado por esposa: por haberse casado con
una kusita. Decían: «¿Es que Yahveh no ha hablado más que con Moisés? ¿No ha
hablado también con nosotros?» Y Yahveh lo oyó. Moisés era un hombre muy
humilde, más que hombre alguno sobre la haz de la tierra. De improviso, Yahveh
dijo a Moisés, a Aarón y a María: «Salid los tres a la Tienda del Encuentro.» Y
salieron los tres. Bajó Yahveh en la columna de Nube y se quedó a la puerta de
la Tienda. Llamó a Aarón y a María y se adelantaron los dos. Dijo Yahveh:
«Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta, en visión me revelo a
él, y hablo con él en sueños. No así con mi siervo Moisés: él es de toda
confianza en mi casa; boca a boca hablo con él, abiertamente y no enigmas, y
contempla la imagen de Yahveh. ¿Por qué, pues, habéis osado hablar contra mi
siervo Moisés?» Y se encendió la ira de Yahveh contra ellos. Cuando se marchó,
y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa,
blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa.”
Números 12,1-10
¿Cuál fue el pecado de María? Cuestionar la
autoridad que Dios puso sobre Moisés cuando dijo: "¿Es que Yahveh no ha
hablado más que con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros?". Pero al
desconocer la autoridad de Moisés que venía de Dios desconocía la autoridad de
Dios mismo.
Incluso cuando la persona sobre quien Dios
instituyo autoridad no fue siempre justa, eso no fue excusa para desconocerle,
recordemos el caso de Saúl, quien se había corrompido y se encontró en manos de
David.
Así mismo Cristo envía a sus apóstoles con
la autoridad que el mismo recibió del Padre:
“Dijo entonces Abisay a David: «Hoy ha
copado Dios a tu enemigo en tu mano. Déjame que ahora mismo lo clave en tierra
con la lanza de un solo golpe. No tendré que repetir.» Pero David dijo a
Abisay: «No lo mates. ¿Quién atentó contra el ungido de Yahveh y quedó impune?» Añadió
David: «Vive Yahveh, que ha de ser Yahveh quien le hiera, bien que llegue su
día y muera, bien que baje al combate y perezca. Líbreme Yahveh de
levantar mi mano contra el ungido de Yahveh. Ahora toma la lanza de su cabecera
y el jarro de agua y vámonos.»” 1 Samuel 26,8-11
David tenía muy claro que no podía levantar
la mano contra quien Dios había ungido con autoridad. Lo mismo sucede en
el nuevo testamento, escuchar a quien Jesús ha instituido es como escucharle a
él, y son palabras del mismo Jesús:
Y desconocer su autoridad es desconocer a
Cristo mismo e indirectamente al Padre.
“«Quien a vosotros os escucha, a mí me
escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a
mí, rechaza al que me ha enviado.»” Lucas 10,16
Y esto porque ellos han sido “enviados” por
Cristo, así como el Padre ha “enviado” a Jesús:
“Jesús les dijo otra vez: «La paz con
vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»” Juan 20,21
Hoy en día vemos hermanos no católicos que
dicen regirse solo por la Biblia y desconocen cualquier autoridad humana, ¿Pero
no es la misma Biblia la que dice que hay que obedecer a quien él ha enviado?
¿Cómo podemos decir que obedecemos la Biblia si es la misma Biblia la que manda
“obedecer”. Esa es la gran contradicción del mundo de hoy, muchos cristianos
hoy en día afirman seguir directamente a Cristo y desconocen la autoridad
conferida al Papa legítimo sucesor de Pedro. Es como que un empleado afirme
obedecer al presidente de su empresa y diga que no tiene que obedecer al jefe
del departamento. O un soldado que diga solo obedecer al presidente pero no
quiera obedecer al jefe de su pelotón. Aquí el Solo Cristo es en realidad el NO
a Cristo, ya que desconoce la autoridad que Cristo mismo ha instituido en sus
apóstoles y su mayordomo.
Evidencias bíblicas adicionales que afirman
que Pedro recibió una primacía sobre el resto de los apóstoles.
Pedro encabeza todas las listas de los
apóstoles
“Los nombres de los doce Apóstoles son
éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de
Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano;
Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo
que le entregó.” Mateo 10,2-4
“Instituyó a los Doce y puso a Simón el
nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a
quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés,
Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo
y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.” Marcos 3,16-19
“Cuando se hizo de día, llamó a sus
discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A
Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe
y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a
Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.” Lucas
6,13-16
“Y cuando llegaron subieron a la estancia
superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás;
Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago”
Hechos 1,13
En todas las anteriores listas Pedro siempre
es el primero y Judas el último, no puede ser casualidad. Por otro lado es
importante notar que en Mateo 10,2 se dice "primero Simón", no porque
se le mencione primero ya que sería redundante al encabezar la lista, sino
porque estaba primero que los demás apóstoles. Lo mismo puede verse en otros
pasajes donde Pedro va siempre delante de los apóstoles:
“Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro
que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.»” Marcos
16,7
Pedro es quien primero predica en
Pentecostés
“Entonces Pedro, presentándose con los Once,
levantó su voz y les dijo: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén…: Que os
quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras:” Hechos 2,14
Pedro es quien toma la iniciativa de volver
a completar el grupo de los 12
“Uno de aquellos días Pedro se puso en pie
en medio de los hermanos - el número de los reunidos era de unos ciento veinte -
y les dijo: «Hermanos, era preciso que se cumpliera la Escritura en la que el
Espíritu Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que fue
guía de los que prendieron a Jesús. Porque él era uno de los nuestros y obtuvo
un puesto en este ministerio. «Conviene, pues, que de entre los hombres que
anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con
nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado,
uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.»” Hechos
1,15-17.21-22
Pedro es quien hace la primera curación
milagrosa luego de la resurrección
“Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro; pero
lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazoreo, ponte a andar.» Y
tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y
tobillos,” Hechos 3,6-7
Pedro es quien recibe la revelación de que
los gentiles fueran aceptados como cristianos
“Y les dijo: «Vosotros sabéis que no le está
permitido a un judío juntarse con un extranjero ni entrar en su casa; pero a mí
me ha mostrado Dios que no hay que llamar profano o impuro a ningún hombre.”
Hechos 10,28
Pedro es quien habla delante del Sanedrín
cuando intentan parar la predicación
“Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo,
les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos, puesto que con motivo de la obra
realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado,
sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de
Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó
de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí
sano delante de vosotros.” Hechos 4,8-10
Infalibilidad del Papa
La infalibilidad significa que Cristo guía a
la Iglesia -a través del Espíritu Santo- de tal manera, que ella no puede errar
al enseñar Su mensaje.
En la práctica, la infalibilidad de la
Iglesia significa básicamente que: Cuando el Papa, actuando como cabeza de la
Iglesia, enseña de manera “oficial” a la Iglesia entera sobre algún punto de la
fe o la moral revelada por Cristo, Dios vela por que no enseñe algo erróneo.
Los obispos también gozan de este don de infalibilidad, cuando definen algo en
conjunto con (y unidos al) Papa.
La infalibilidad es más bien un Don de tipo
preventivo; consiste en que cuando el Papa (y los obispos en comunión con él)
define(n) de forma definitiva y oficial un punto doctrinal sobre la fe o la
moral, Dios no le(s) permite que su enseñanza contenga error.
La infalibilidad no significa que el Papa
pueda inventar nuevas doctrinas (ni que recibirá nuevas revelaciones): la
enseñanza constante de la Iglesia es que la Revelación Divina terminó con la
muerte del último apóstol y no habrá nuevas revelaciones públicas. El Papa tan
sólo proclama como correcto lo que ya forma parte de la doctrina cristiana,
pero que a la fecha no había sido definido formalmente.
La infalibilidad tampoco significa que el
Papa sepa la verdad en todos los campos del saber humano. El Papa no es
infalible cuando habla de ciencias o deportes o cualquier tópico que no guarda
conexión con la religión. El Papa es infalible únicamente cuando habla sobre
asuntos ya contenidos en el depósito de la fe (La Sagrada Escritura y la
Tradición Apostólica).
La infalibilidad no significa que el Papa no
pueda pecar. El Papa no es “impecable” y no está exento de practicar mal su fe
como cualquier cristiano. Pedro (el primer Papa) negó al Señor tres veces y,
aunque no es lo más común, en la historia de la Iglesia ha habido algunos
ejemplos de Papas cuya vida personal no fue ejemplar. ¡Cada Papa y obispo debe
buscar su salvación y tendrá que rendir cuentas a Cristo igual que lo hace
cualquier cristiano!
El hecho de que ni el Papa ni los obispos
sean impecables, resalta el hecho de que la infalibilidad no se fundamenta en
sus propias fuerzas, sino en la promesa de Cristo de que Él y el Espíritu Santo
permanecerían presente en Su Iglesia como garantía de que ella transmite
fielmente su enseñanza.
Muchos hermanos no-católicos se esfuerzan
por hacer pensar que infalibilidad es lo mismo que impecabilidad. En ese
sentido sería estúpido creer que el Papa no puede equivocarse en nada, ni
pecar. La infalibilidad consiste en que, bajo una cierta condición llamada EX
CATHEDRA, el Papa no puede equivocarse en las áreas de enseñanza de dogma y
moral. Un dogma es un decreto, una prescripción legal o disciplinar como las
ordenanzas en Hechos 16,4, es decir, nunca diría algo falso o inmoral, algo que
valla en contra de la fe.
Esto es así ya que cuando Cristo le entrega
las llaves a Pedro dándole autoridad de atar y desatar le da también la
garantía de que las utilizaría bien. Las ordenanzas de la Iglesia siempre
fueron acogidas por las comunidades cristianas:
“Conforme iban pasando por las ciudades, les
iban entregando, para que las observasen, las decisiones tomadas por los
apóstoles y presbíteros en Jerusalén.” Hechos 16,4
Insisto en aclarar que este dogma no afirma
que un Papa en particular con o sin un concilio será santo, bien educado,
siempre prudente, super sabio, etc. Aunque son cualidades excelentes no son
esenciales. Lo importante es que el Magisterio de la Iglesia (su autoridad de
enseñar) tiene la garantía de Cristo de ser protegido del error, esto es lo que
cuenta. No se confía en el Papa si no en Jesús quien lo nombró y en su oración
infalible:
“«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha
solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu
fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»” Lucas
22,31-32
El demonio de entre todos los apóstoles pide
es a Pedro y Jesús ora específicamente por la fe de Pedro.
Jesús mismo reconoció la autoridad de la
"cátedra de Moisés" para enseñar, a cargo de los escribas y fariseos
“y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han
sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os
digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.” Mateo 23,2-3
Esta cátedra (asiento) no era solamente una
metáfora para hablar del poder. Verdaderamente había un asiento de piedra
frente a la sinagoga donde el líder con la autoridad (generalmente un escriba)
hacia juicios sobre asuntos doctrinales y legales. Como dice la Mishná Abote
(comentario judío), los judíos entendían que la revelación que Moisés recibió
de Dios fue transmitida por sucesión desde Josué pasando por los ancianos,
profetas y el Sanedrín (Hechos 15,21). ¿Porqué un cristiano no puede creer que
la revelación de Dios sigue siendo transmitida por sucesión no interrumpida
desde Pedro hasta el Papa actual?
Puede un Papa determinado fallar en su
conducta, pero la orden de Jesús es "Hacer y observad todo lo que os
digan" a pesar de que desaprobaba su conducta y nos exhortaba a no
imitarles.
Así como Jesús reconoció la autoridad del
magisterio de los fariseos para interpretar las Sagradas Escrituras cuando
hablaban "desde la cátedra", reconocemos el magisterio de la Iglesia
que habla, no más con la autoridad de Moisés, sino la de Jesús mismo:
“«Quien a vosotros os escucha, a mí me
escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a
mí, rechaza al que me ha enviado.»” Lucas 10,16
El pasaje anterior es una clara garantía de
infalibilidad que implica que escuchar a los apóstoles es escuchar a Cristo
mismo. Si fueran falibles, Cristo estaría mintiendo y escucharles a ellos no
seria escucharle a él.
Por eso la misma Biblia es tan clara al
decir que la Iglesia es “fundamento de la verdad” (si pudiera fallar en
enseñanza y enseñar mentira no pudiera ser fundamento de la verdad):
“pero si tardo, para que sepas cómo hay que
portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y
fundamento de la verdad.” 1 Timoteo 3,15
Debemos ser sinceros con la Biblia, la
Palabra es muy clara en que hay una Iglesia fundamento de la verdad, hoy en día
las Iglesias no católicas al caer en tantas contradicciones en doctrina se han
conformado con menos, y ante la imposibilidad de alegar que están en la verdad
completa, han optado por decir que nadie la tiene, pero ¿Está acorde eso con la
Palabra de Dios?
“Cuando venga él, el Espíritu de la verdad,
os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que
hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.” Juan 16,13
Estudiemos ahora el siguiente pasaje:
“«¿Quién es, pues, el siervo fiel y
prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la
comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre
haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero
si el mal siervo aquel se dice en su corazón: "Mi señor tarda", y se
pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el
señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le
separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el
rechinar de dientes.” Mateo 24,45-51
Jesús habla del siervo a quien él "pone
sobre su casa" (que representa la Iglesia). Este siervo puede actuar bien
o mal, y si es desobediente y "golpea a sus consiervos" (abusa de su
autoridad) va a ser castigado. Pero no por ser mal siervo Jesús le quita su
poder, ni nos da permiso de salir de la casa en rebeldía. El mismo va a
castigar a aquellas malas autoridades de la Iglesia que no hayan hecho bien su
labor.
Un ejemplo de infalibilidad lo vemos en el
siguiente pasaje:
“Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo
Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, ni caéis en la
cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la
nación.» Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo
Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación - y no sólo
por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban
dispersos.” Juan 11,49-52
Cuando Dios obra por medio de este carisma
los resultados eran infalibles, y no tenía nada que ver si el sacerdote era un
santo o un malvado. Caifás, aunque no creyó en el Mesías y peor todavía lo
condenó a muerte, ¡profetizó correctamente por medio de su oficio de sumo
sacerdote del pueblo de Dios! Si Caifás profetizó correctamente ¿Por qué hemos
de pensar menos de Pedro (y sus sucesores) a quien la oración de Cristo
sostiene para que su fe no desfallezca y que es quien ha recibido la encomienda
de apacentar los corderos y ovejas del rebaño del Señor?
Conclusión
Nosotros profesamos obediencia al Papa, no
porque necesitemos de un hombre, si no porque al aceptar a Cristo como nuestro
salvador, aceptamos también su voluntad (claramente reflejada en la Biblia), y
el quiso designar al Papa como jefe de la Iglesia y como su representante.
“«No todo el que me diga: "Señor,
Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi
Padre celestial.” Juan 21,15-17
Bibliografía
Biblia de Jerusalén
Biblia Reina-Valera 1909
Pedro y el Papado, Exégesis de Mateo 16,18. Catolic Answers
(www.apologeica.org)
San Pedro en el Nuevo Testamento, Steve Ray
(http://catholic-convert.com)
"Roca… llaves… confirmar a tus
hermanos…", P. Daniel Gagnon, (www.redimir.org)
¿Quién es la "roca" en Mt. 16,18?
Un diálogo que se puede repetir (www.apologetica.org)
“La infalibilidad del Papa”, Estudio
recibido de los misioneros de la palabra de Dios
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