martes, 3 de abril de 2012

LOS DEUTORECANONICOS II

BIBLIA E IGLESIA: La Iglesia es una comunidad que escucha y anuncia la Palabra de Dios. La Iglesia no vive de sí misma sino del Evangelio y encuentra siempre y de nuevo su orientación en él para su camino. Es algo que tiene que tener en cuenta cada cristiano y aplicarse a sí mismo: sólo quien escucha la Palabra puede convertirse después en su anunciador. No debe enseñar su propia sabiduría, sino la sabiduría de Dios, que con frecuencia parece necedad a los ojos del mundo (Cf. 1 Corintios 1, 23).
La Iglesia sabe bien que Cristo vive en las Sagradas Escrituras. Precisamente por este motivo, como subraya la Constitución dogmática «Dei Verbum»,, siempre ha tributado a las Escrituras divinas una veneración parecida a la dedicada al mismo Cuerpo del Señor (Cf. «Dei Verbum», 21). Por esta razón, san Jerónimo decía con razón algo que cita el documento conciliar: la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo (Cf. «Dei Verbum», 25).

Iglesia y Palabra de Dios están inseparablemente unidas entre sí. La Iglesia vive de la Palabra de Dios y la Palabra de Dios resuena en la Iglesia, en su enseñanza y en toda su vida (Cf. «Dei Verbum», 8). Por este motivo, el apóstol Pedro nos recuerda que «ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios» (2 Pt 1, 20).


Damos gracias a Dios porque en estos últimos tiempos, gracias también al impulso dado por la constitución dogmática «Dei Verbum», se ha reevaluado más profundamente la importancia fundamental de la Palabra de Dios. De esto se ha derivado una renovación en la vida de la Iglesia, sobre todo en la predicación, en la catequesis, en la teología, en la espiritualidad y en el mismo camino ecuménico. La Iglesia debe renovarse siempre y rejuvenecer y la Palabra de Dios, que no envejece nunca ni se agota, es el medio privilegiado para este objetivo. De hecho, la Palabra de Dios, a través del Espíritu Santo, nos guía siempre de nuevo hacia la verdad plena (Cf. Juan 16, 13).

En este contexto, querría evocar particularmente
y recomendar la antigua tradición de la «Lectio divina»: la lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón (Cf. «Dei Verbum», 25). Si se promueve esta práctica con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia. Como punto firme de la pastoral bíblica, la «Lectio divina» tiene que ser ulteriormente impulsada, incluso mediante nuevos métodos, atentamente ponderados, adaptados a los tiempos. No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino (Cf. Salmo 118/119, 105).

…«que la Palabra del Señor siga propagándose» (Cf. 2 Tesalonicenses 3, 1) hasta los confines de la tierra para que, a través del anuncio de la salvación, el mundo entero, oyendo, crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere, y esperando, ame (Cf.
«Dei Verbum»1). De todo corazón, ¡gracias! S. S. Benedicto XVI – P.M. 2005-09-16-
ZS05091620
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Pregunta probablemente proviene de un protestante:
Pregunta sobre los libros canónicos y sobre los apócrifos.

Los códices que mencioné están en griego, así que desde el siglo IV, en que se celebró el primer concilio ecuménico, y s. V, la Biblia de las iglesias orientales tiene más libros que la romana, según el canon de la Septuaginta. Y si se definió el número de libros en Nicea entonces ¿por qué los concilios occidentales de Hipona y Cartago varían en cuanto al número de “deuteronanónicos”?, por qué contradicen lo establecido en un concilio ecuménico siendo sólo concilios occidentales, y ¿por qué san Jerónimo eliminó cinco de los siete libros “deuterocanónicos” que el concilio de Trento aceptó finalmente como cánonicos?, además el concilio de Trento también tiene diferencias respecto a lo establecido en los cánones bíblicos de Hipona y Cartago, ¿por qué tanta variación?.

Respuesta de un católico:

Como ya probablemente sabe usted, las Biblias Católicas tienen 73 libros, 46 en el Antiguo Testamento, y 27 en el Nuevo Testamento. Las Biblias Protestantes tienen 66 libros con solo 39 en el Antiguo Testamento. Los libros faltantes en las Biblias Protestantes son: Tobías, Judit, Baruc, Sabiduría, Sirac, 1 y 2 Macabeos, y partes de Ester y Daniel. Son llamados los "Deuterocanónicos" por los Católicos y "Apócrifos" por los Protestantes. Martín Lutero, sin ninguna autoridad de cualquier forma, removió esos siete libros y los puso en un apéndice durante la reforma, en donde permanecieron hasta el año de 1826, después del cual fueron removidos totalmente.

Durante los primeros 300 años del Cristianismo, no había una Biblia como la conocemos hoy. Los Cristianos tenían la Septuaginta del Antiguo Testamento, y literalmente cientos de otros libros de los cuales escoger.

La Iglesia Católica tempranamente notó que tendría que decidir cuales de estos libros eran inspirados y cuales no lo eran. Los calurosos debates emergieron entre teólogos, obispos, y padres de la Iglesia durante muchos años para decidir cuales libros fueron inspirados y cuales no. Mientras tanto, varios Concilios de la Iglesia o Sínodos fueron convenidos para tratar dicho asunto, notablemente, Roma en 382, Hipona en 393 y Cartago en 397 y 419. Los debates algunas veces se tornaron amargos entre las dos partes. Uno de los más famosos fue entre San Jerónimo quien pensaba que los siete libros no eran canónicos, y San Agustín, quien pensaba que si lo eran. Los Protestantes que escriben a este respecto, invariablemente mencionan a San Jerónimo y su oposición, y convenientemente omiten el apoyo de San Agustín. Debo mencionar aquí que los escritos de los padres de la Iglesia no son declaraciones infalibles y sus argumentos son solo reflexiones de sus propias opiniones. Cuando algunos dicen que San Jerónimo estaba en contra de la inclusión de los siete libros, están meramente mostrando su opinión personal. Cada cual tiene derecho a su propia opinión. De cualquier forma LA OPINION PRIVADA DE UNA PERSONA NO CAMBIA PARA NADA LA VERDAD. Siempre existen tres lados en una historia, este lado, aquel lado y el lado de la verdad. En todo caso, si la posición de San Jerónimo o la posición de San Agustín era la correcta, tuvo que haber sido estipulado por un tercero, y este tercero fue la Iglesia Católica.

Ahora la historia tuvo un cambio dramático cuando el Papa vino a solucionar el caso. En concurrencia con la opinión de San Agustín, y siendo incitado por el Espíritu Santo, el Papa San Dámaso I en el Concilio de Roma en el 382, expidió un decreto apropiadamente llamado, "El Decreto de Dámaso", en el cual hizo un listado de los libros canónicos del Antiguo y Nuevo Testamentos. Entonces le pidió a San Jerónimo utilizar este canon y escribir una nueva traducción de la Biblia que incluyera un Antiguo Testamento de 46 libros los cuales estaban todos en la Septuaginta, y el Nuevo Testamento con sus 27 libros.
http://es.catholic.net/foros/viewtopic.php?p=53291#p53291

Observación: Mi única observación a ese artículo es que realmente la Vulgata de San Jerónimo no es ni fue la versión "oficial" de la Biblia para la Iglesia Católica. Sí fue la versión más difundida durante muchos siglos; y, si acaso, fue una versión "cuasi-oficial" o, mejor dicho, de máximo prestigio.
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En el contexto de la doctrina católica, el problema de la definición del canon bíblico (pese a su larga y complicada historia) admite una solución que básicamente es muy sencilla: la Iglesia fundada por Cristo y asistida por el Espíritu Santo tiene autoridad suficiente para determinar el canon bíblico, es decir para discernir cuáles libros han sido inspirados por Dios.

En cambio, en el contexto de la doctrina protestante, el problema del canon es completamente insoluble: Si creo en el principio protestante de que la Biblia es la única autoridad en materia religiosa y la Biblia misma no determina el canon bíblico, no queda en pie autoridad alguna que pueda determinarlo. Los protestantes, de hecho, han recibido el canon bíblico (en principio) de la Iglesia Católica, aunque luego Lutero -contradictoriamente y sin fundamento válido alguno- se haya arrogado el derecho de modificar ese canon.

Por lo tanto, en definitiva, para los protestantes, la Biblia es una lista no infalible de libros que infaliblemente transmiten la Palabra de Dios. La Carta a los Gálatas transmite infaliblemente la Palabra de Dios, pero el protestante no puede tener certeza absoluta de que esa Carta sea realmente Palabra de Dios.
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En el contexto de la doctrina católica, el problema de la definición del canon bíblico (pese a su larga y complicada historia) admite una solución que básicamente es muy sencilla: la Iglesia fundada por Cristo y asistida por el Espíritu Santo tiene autoridad suficiente para determinar el canon bíblico, es decir para discernir cuáles libros han sido inspirados por Dios.

En cambio, en el contexto de la doctrina protestante, el problema del canon es completamente insoluble: Si creo en el principio protestante de que la Biblia es la única autoridad en materia religiosa y la Biblia misma no determina el canon bíblico, no queda en pie autoridad alguna que pueda determinarlo. Los protestantes, de hecho, han recibido el canon bíblico (en principio) de la Iglesia Católica, aunque luego Lutero -contradictoriamente y sin fundamento válido alguno- se haya arrogado el derecho de modificar ese canon.

Por lo tanto, en definitiva, para los protestantes, la Biblia es una lista no infalible de libros que infaliblemente transmiten la Palabra de Dios. La Carta a los Gálatas transmite infaliblemente la Palabra de Dios, pero el protestante no puede tener certeza absoluta de que esa Carta sea realmente Palabra de Dios.
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Ven, Espíritu creador, visita las almas de tus fieles, llena con tu divina gracia los corazones que creaste. Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y guía para que evitemos todo mal. Por Ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; creamos en Ti, Su Espíritu, por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre y al Hijo, que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos. Amén.

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Una versión y opinión sobre el protestantismo (la tomo como información de interés, no como artículo de fe, claro está):
Blog, 5326, día 23 de Junio de 2011 a las 14:15
Don Pío, le regalo una exclusiva que aún no ha sido reflejada en la prensa española, o al menos eso creo. En Holanda ha sido dado a conocer hace un par de días.
Le doy el enlace a una de las noticias, el periódico Trow, uno de los grandes nacionales y del máximo prestigio. Y le doy una traducción de la primera parte, hecha ahora mismo por mí para usted y sus lectores que puedan estar interesados en el tema. La conclusión de la prensa holandesa es que Lutero era "un populista" y que utilizó la propaganda en su más negativa acepción. Resumen del texto:
*Según la historia, Lutero fue el primero que intentó que el pueblo pudiera leer la Biblia en su propio idioma. Ya que la Iglesia Católica lo prohibía... según el mismo Lutero.
Esa imagen popular ha cambiado drásticamente. Desde bastante antes de Lutero cualquiera podía leer la Biblia en su propia lengua. Éste es el resultado de una investigación histórica a nivel europeo llevada a cabo por la Rijksuniversitaeit Groningen, la Universidad de Groningen. (Aclaro que Groningen, en el norte de Holanda, es un feudo protestante con, posiblemente, el mayor número de fieles en activo de toda Holanda). La Biblia en lenguajes populares era ya algo normal bastante antes del protestantismo.
La idea de que la gente normal y corriente pudo leer la Biblia por sí misma desde hace nada más que 600 años, desde la Reforma, es un mito protestante, creado y alimentado por nada más ni menos que Lutero. Eso dice Sabrina Corbellini, directora de la investigación. “El mismo Lutero lo dijo en uno de sus famosos discursos, que él mismo nunca pudo leer una Biblia en su idioma, porque la Iglesia Católica lo tenía prohibido".
Según Corbellini, medievalista, esta propaganda fue difundida por sus seguidores, que se atribuyeron el título de “liberadores de la Biblia”. Sin embargo, la gente podía leer la Biblia, comentarla, meditarla, sin ningún problema antes de Lutero.El estudio se ha realizado en Holanda, Flandes, Italia y Francia. Han investigado también, por primera vez de un modo estructural, qué clase de gente leía la Biblia, quienes la poseían. En las ciudades había una élite, que podía leer y escribir, pero también había carpinteros, zapateros, campesinos, que leían la Biblia. No entendían el latín, pero tenían acceso a todo tipo de libros. Y los franciscanos y dominicos, entre otras órdenes de monjes, tuvieron mucha influencia.
Como se ve, la tradición de falsear la historia, de utilizar la propaganda, de insultar y menoscabar a los otros, ya es antigua y los protestantes la utilizaron. No sólo contra España, sino contra sus propios paisanos, contra cualquiera.
La reputación que tienen los protestantes en Holanda es la de ser personas ligeramente hipócritas, de hacer lo contrario de lo que dicen, y de ser especialistas en dar una imagen de perfección que se contradice con su propia realidad. Esto es lo que dice cualquier holandés sobre un protestante, aunque eso sí, lo dicen con respeto, sin acritud, simplemente expresando una idea aceptada socialmente.
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Los libros deuterocanónicos de la Biblia
A las 12:16 PM, por Daniel Iglesias – 20.V.MMX
Contrariamente a lo que sostienen muchos protestantes fundamentalistas, la Iglesia Católica no agregó ningún libro al Antiguo Testamento. Antes de Cristo hubo dos versiones del canon del Antiguo Testamento: una corta (la de los judíos palestinenses) y una larga (la de los judíos alejandrinos y helenistas). La versión larga incluía siete libros más que la corta: Tobías, Judit, Baruc, Eclesiástico, Sabiduría, 1 Macabeos y 2 Macabeos. También incluía algunas adiciones a los libros de Ester y Daniel. Hay indicios de que los judíos palestinenses también apreciaban y usaban esos libros, aunque no los admitían como canónicos.
Después de Cristo los judíos, al cabo de un cierto proceso, abandonaron el canon alejandrino y mantuvieron sólo el canon palestinense, el mismo de la Biblia hebrea actual. Sin embargo, la Iglesia primitiva utilizó sobre todo la “Biblia de los LXX”, la más antigua versión del Antiguo Testamento en griego (compuesta en Alejandría en los siglos III, II y I antes de Cristo), que incluía los siete libros enumerados. El Nuevo Testamento contiene unas 300 citas de la “Biblia de los LXX”. Muy pronto los cristianos se dieron cuenta de que la Iglesia tenía autoridad para determinar el canon de la Biblia, independientemente de Israel. 

Durante siglos hubo algunas discusiones dentro de la Iglesia Católica sobre la autenticidad de esos siete libros, que a partir de cierto momento fueron llamados “deuterocanónicos”, para distinguirlos de los demás libros de la Biblia, llamados “protocanónicos”. Por ejemplo, San Agustín se pronunció a favor de la canonicidad de los deuterocanónicos, mientras que San Jerónimo mantuvo una actitud reticente y algo contradictoria hacia ellos. Aunque ya en torno al año 400 varios documentos papales y sínodos se habían pronunciado a favor de la canonicidad de los deuterocanónicos, las discusiones prosiguieron (en parte debido a la opinión de San Jerónimo), a pesar de lo cual a lo largo de los siglos una mayoría cada vez más grande de los cristianos los consideró como canónicos. Finalmente, la cuestión fue resuelta de un modo explícito y autorizado, a favor de la canonicidad, en los Concilios Ecuménicos de Florencia (1442) y de Trento (1546).
En el siglo XVI, Lutero (sin autoridad para ello) quitó esos escritos del canon de la Biblia, en el ámbito protestante. Por lo tanto, ocurrió lo contrario de lo que afirman los protestantes fundamentalistas: los protestantes quitaron siete libros de la Biblia, los deuterocánicos. Para los católicos todos los libros de la Biblia son igualmente canónicos.

Por otra parte, se puede decir que la Iglesia Católica sí agregó unos cuantos libros a la Biblia, pero no en el Antiguo Testamento, sino en el Nuevo Testamento. En verdad todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por miembros de la Iglesia Católica, fundada por Jesucristo.
Lutero, a su vez, estableció un falso “canon dentro del canon” al convertir su herética doctrina de la justificación por la sola fe en la vara con la que se deberían medir todas las enseñanzas del texto de la Biblia, recibido por los protestantes de la misma Iglesia Católica. Así Lutero se sintió tentado de quitar del canon bíblico también la carta de Santiago (contraria a su teología personal de la “sola fe”), la carta a los Hebreos, la carta de Judas e incluso el libro del Apocalipsis, pero al final se conformó con considerarlos “menos inspirados” (!?). Sin embargo, para un texto bíblico dado sólo caben dos posibilidades: o está inspirado por Dios o no está inspirado por Dios. No puede estar “medio inspirado”, por la misma razón que una mujer no puede estar medio embarazada.
Daniel Iglesias Grèzes
Notas: 1) Este artículo es una versión corregida y aumentada de un mensaje enviado al Foro de Religión de Starmedia el día 18/01/2002.
2) Agradezco los valiosos aportes de Mons. Dr. Miguel Antonio Barriola para este artículo
http://infocatolica.com/blog/razones.php/1005201216-los-libros-deuterocanonicos-d

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P:1¿Ha sufrido la Biblia cambios a lo largo de los siglos? 2¿Podemos estar seguros de que el mensaje no ha sido tergiversado por el hombre? 3¿Cuáles son las copias más antiguas que se conservan?
R;1. No. 2. Sí. 3. En el caso del Nuevo Testamento estamos hablando de manuscritos redactados en el propio siglo I, a los que hay que añadir otros de los primeros siglos. En el caso del Antiguo Testamento, lo más antiguo que tenemos procede de Qumrán y, de manera significativa, coincide con el texto masorético.
P:¿En qué lenguas fueron escritos los textos del Antiguo y Nuevo Testamento? Si fue el griego (en dialecto koiné) la lengua escrita del Nuevo, ¿quiere decir eso que, por ejemplo, San Marcos escribió en griego? ¿No fue en su lengua materna: hebrea o aramea?
R:1. El Antiguo Testamento en hebreo con algunos pasajes –muy pocos– en arameo. 2. El Nuevo Testamento en griego. En contra de lo que piensa la gente, el griego era lengua de Palestina al menos desde el s. IV a. de C. Para un muchacho como Jesús, Pedro o Marcos era una lengua más que conocida ya que, como mínimo, eran bilingues... como en la Cataluña* anterior a Pujol.
Este diálogo con César Vidal tuvo lugar entre las 17.00 y las 18.00 del martes 31 de octubre 2006
*Zona de España nord-oriental.
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CATOLICIDAD: La finalidad de la misión es una humanidad transformada en una glorificación viva de Dios, el culto verdadero que Dios espera: este es el sentido más profundo de la catolicidad, una catolicidad que ya nos ha sido donada y hacia la cual, sin embargo, debemos avanzar siempre de nuevo. Catolicidad no sólo expresa una dimensión horizontal, la reunión de muchas personas en la unidad; también entraña una dimensión vertical: sólo dirigiendo nuestra mirada a Dios, sólo abriéndonos a él, podemos llegar a ser realmente uno. Como san Pablo, también san Pedro vino a Roma, a la ciudad a donde confluían todos los pueblos y que, precisamente por eso, podía convertirse, antes que cualquier otra, en manifestación de la universalidad del Evangelio. Al emprender el viaje de Jerusalén a Roma, ciertamente sabía que lo guiaban las palabras de los profetas, la fe y la oración de Israel.

En efecto, la misión hacia todo el mundo también forma parte del anuncio de la antigua alianza: el pueblo de Israel estaba destinado a ser luz de las naciones. El gran salmo de la Pasión, el salmo 21, cuyo primer versículo "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" pronunció Jesús en la cruz, terminaba con la visión: "Volverán al Señor de todos los confines del orbe; en su presencia se postrarán las familias de los pueblos" (Sal 21, 28). Cuando san Pedro y san Pablo vinieron a Roma, el Señor, que había iniciado ese salmo en la cruz, había resucitado; ahora se debía anunciar a todos los pueblos esa victoria de Dios, cumpliendo así la promesa con la que concluía el Salmo.
Catolicidad significa universalidad, multiplicidad que se transforma en unidad; unidad que, a pesar de todo, sigue siendo multiplicidad. Las palabras de san Pablo sobre la universalidad de la Iglesia nos han explicado que de esta unidad forma parte la capacidad de los pueblos de superarse a sí mismos para mirar hacia el único Dios.
El fundador de la teología católica, san Ireneo de Lyon, en el siglo II, expresó de un modo muy hermoso este vínculo entre catolicidad y unidad: "la Iglesia recibió esta predicación y esta fe, y, extendida por toda la tierra, con esmero la custodia como si habitara en una sola familia. Conserva una misma fe, como si tuviese una sola alma y un solo corazón, y la predica, enseña y transmite con una misma voz, como si no tuviese sino una sola boca. Ciertamente, son diversas las lenguas, según las diversas regiones, pero la fuerza de la tradición es una y la misma. Las Iglesias de Alemania no creen de manera diversa, ni transmiten otra doctrina diferente de la que predican las de España, las de Francia, o las del Oriente, como las de Egipto o Libia, así como tampoco las Iglesias constituidas en el centro del mundo; sino que, así como el sol, que es una criatura de Dios, es uno y el mismo en todo el mundo, así también la luz de la predicación de la verdad brilla en todas partes e ilumina a todos los seres humanos que quieren venir al conocimiento de la verdad" (Adversus haereses, I, 10, 2).

La unidad de los hombres en su multiplicidad ha sido posible porque Dios, el único Dios del cielo y de la tierra, se nos manifestó; porque la verdad esencial sobre nuestra vida, sobre nuestro origen y nuestro destino, se hizo visible cuando él se nos manifestó y en Jesucristo nos hizo ver su rostro, se nos reveló a sí mismo. Esta verdad sobre la esencia de nuestro ser, sobre nuestra vida y nuestra muerte, verdad que Dios hizo visible, nos une y nos convierte en hermanos. Catolicidad y unidad van juntas. Y la unidad tiene un contenido: la fe que los Apóstoles nos transmitieron de parte de Cristo.

Hemos dicho que catolicidad de la Iglesia y unidad de la Iglesia van juntas. El hecho de que ambas dimensiones se nos hagan visibles en las figuras de los santos Apóstoles nos indica ya la característica sucesiva de la Iglesia: apostólica. ¿Qué significa?

El Señor instituyó doce Apóstoles, como eran doce los hijos de Jacob, señalándolos de esa manera como iniciadores del pueblo de Dios, el cual, siendo ya universal, en adelante abarca a todos los pueblos. San Marcos nos dice que Jesús llamó a los Apóstoles para que "estuvieran con él y también para enviarlos" (Mc 3, 14). Casi parece una contradicción. Nosotros diríamos: o están con él o son enviados y se ponen en camino.

El Papa san Gregorio Magno tiene un texto acerca de los ángeles que nos puede ayudar a aclarar esa aparente contradicción. Dice que los ángeles son siempre enviados y, al mismo tiempo, están siempre en presencia de Dios, y continúa: "Dondequiera que sean enviados, dondequiera que vayan, caminan siempre en presencia de Dios" (Homilía 34, 13). El Apocalipsis se refiere a los obispos como "ángeles" de su Iglesia; por eso, podemos hacer esta aplicación: los Apóstoles y sus sucesores deberían estar siempre en presencia del Señor y precisamente así, dondequiera que vayan, estarán siempre en comunión con él y vivirán de esa comunión.

La Iglesia es apostólica porque confiesa la fe de los Apóstoles y trata de vivirla. Hay una unicidad que caracteriza a los Doce llamados por el Señor, pero al mismo tiempo existe una continuidad en la misión apostólica. San Pedro, en su primera carta, se refiere a sí mismo como "co-presbítero" con los presbíteros a los que escribe (cf. 1 P 5, 1). Así expresó el principio de la sucesión apostólica: el mismo ministerio que él había recibido del Señor prosigue ahora en la Iglesia gracias a la ordenación sacerdotal. La palabra de Dios no es sólo escrita; gracias a los testigos que el Señor, por el sacramento, insertó en el ministerio apostólico, sigue siendo palabra viva.

Con esto no queremos olvidar que el sentido de todas las funciones y los ministerios es, en el fondo, que "lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud", de modo que crezca el cuerpo de Cristo "para construcción de sí mismo en el amor" (Ef 4, 13. 16).

En este momento de la historia, lleno de escepticismo y de dudas, pero también rico en deseo de Dios, reconocemos de nuevo nuestra misión común de testimoniar juntos a Cristo nuestro Señor y, sobre la base de la unidad que ya se nos ha donado, de ayudar al mundo para que crea. Y pidamos con todo nuestro corazón al Señor que nos guíe a la unidad plena, a fin de que el esplendor de la verdad, la única que puede crear la unidad, sea de nuevo visible en el mundo.

El evangelio de este día nos habla de la confesión de san Pedro, con la que inició la Iglesia: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16). He hablado de la Iglesia una, católica y apostólica, pero no lo he hecho aún de la Iglesia santa; por eso, quisiera recordar en este momento otra confesión de Pedro, pronunciada en nombre de los Doce en la hora del gran abandono: "Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios" (Jn 6, 69). ¿Qué significa? Jesús, en la gran oración sacerdotal, dice que se santifica por los discípulos, aludiendo al sacrificio de su muerte (cf. Jn 17, 19). De esta forma Jesús expresa implícitamente su función de verdadero Sumo Sacerdote que realiza el misterio del "Día de la reconciliación", ya no sólo mediante ritos sustitutivos, sino en la realidad concreta de su cuerpo y su sangre.

En el Antiguo Testamento, las palabras "el Santo de Dios" indicaban a Aarón como sumo sacerdote que tenía la misión de realizar la santificación de Israel (cf. Sal 105, 16; Si 45, 6). La confesión de Pedro en favor de Cristo, a quien llama "el Santo de Dios", está en el contexto del discurso eucarístico, en el cual Jesús anuncia el gran Día de la reconciliación mediante la ofrenda de sí mismo en sacrificio: "El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo" (Jn 6, 51).

Así, sobre el telón de fondo de esa confesión, está el misterio sacerdotal de Jesús, su sacrificio por todos nosotros. La Iglesia no es santa por sí misma, pues está compuesta de pecadores, como sabemos y vemos todos. Más bien, siempre es santificada de nuevo por el Santo de Dios, por el amor purificador de Cristo. Dios no sólo ha hablado; además, nos ha amado de una forma muy realista, nos ha amado hasta la muerte de su propio Hijo. Esto precisamente nos muestra toda la grandeza de la revelación, que en cierto modo ha infligido las heridas al corazón de Dios mismo. Así pues, cada uno de nosotros puede decir personalmente, con san Pablo: "Yo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20).

Pidamos al Señor que la verdad de estas palabras penetre profundamente, con su alegría y con su responsabilidad, en nuestro corazón. Pidámosle que, irradiándose desde la celebración eucarística, sea cada vez más la fuerza que transforme nuestra vida. S. S. BENEDICTO XVI – P.P. 2005-06.29 -
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En la Iglesia toda tarea es importante, cuando se coopera a la realización del reino de Dios. La barca de Pedro, para que pueda avanzar con seguridad, necesita numerosas tareas escondidas que, junto con otras más visibles, contribuyen al desarrollo regular de la navegación. Es indispensable no perder jamás de vista el objetivo común, es decir, la entrega a Cristo y a su obra de salvación. Dos mil años navega la barca de Pedro, como Cristo ordena: ‘pescadora de hombres’.-
¿Se puede confiar en quien que ha mentido en algo tan fundamental? No! Las sectas con sus predicadores que acomodan la Biblia, interpretando según sus conveniencias, mienten y no merecen nuestra confianza.

Libros deutero - canónicos.
Dicen algunas sectas:
«el clero romano acusa a los evangélicos de que las versiones de la Biblia de éstos están "truncadas" y que las Biblias llamadas "evangélicas" son diferentes a las católicas».
Respuesta católica:
Ni "en ciertas ocasiones" , ni "acusa". La Iglesia y el clero -dentro de ella-, tienen razones sólidas para afirmar que las Biblias—así llamadas—"evangélicas", están incompletas. El propósito de esta respuesta es indicar los puntos en que tales sectas se equivocan o algunos cristianos están mal informados como formados. Para nosotros los católicos que nacemos con Cristo y escribimos el Nuevo Testamento, esto no es un enigma sino todo lo contrario, es algo cristalinamente claro. Aunque comprendemos por qué no es claro para el protestante, ya que cada protestante debe, de alguna manera, hacerse su propia fe en forma privada para luego decidir que agrupación eclesial responde a sus propias interpretaciones de la Escritura.
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La Sagrada Escritura ‘Biblia’, se compiló en su estructura canónica definitiva, habiendo ya iniciado el siglo IV, o sea, después del año 300 cuando las peores persecuciones daban indicios de aplacarse, mas no desaparecidas aún.
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Los Deuterocanónicos
Razones basadas en su contenido por las que los protestantes los rechazan.
Por Ing. José Miguel Arráiz
Introducción
Recientemente navegando en Internet me encontré con un estudio anónimo que comentaba entre otras cosas, algunas razones por las cuales los libros deuterocanónicos no podían ser inspirados basadas en su conetenido. Luego de investigar la fuente del estudio pude averiguar gracias a un buen amigo que estaba basado en el libro "La Biblia como se convirtió en Libro" de Terry May, donde hay un apéndice escrito por Roberto LLoyd que se llama "Porque no aceptamos los libros apócrifos". Luego de leer con atención el estudio he querido hacer algunos comentarios sobre el mismo y compartirlos con mis hermanos.
Los argumentos presentados en el estudio los colocaré en un recuadro de fondo azul, los pasajes bíblicos y cualquier otra referencia la colocaré en un recuerdo de fondo verde.
Argumento 1: Los deuterocanónicos no pueden ser inspirados porque no afirman serlo
Este argumento era presentado en el estudio de la siguiente manera:
…Es dentro de los propios libros donde vemos que carecen de una de la principales fuentes para entender que algo es inspirado por Dios, pues no aparece ninguna de estas frases: "Así dice Jehová", "Vino a mí palabra de Jehová", "Habló Jehová a..." y por el contrario expresan su inspiración humana, tal y como aparece en 2ª de Macabeos 15.37-38 "...Y yo termino aquí mi narración. Si está bien escrita y ordenada, esto fue lo que me propuse. Si es mediocre y sin valor, solo eso fue lo que pude hacer ". Claramente expresa que es de propia creación, pues no habla para nada de inspiración divina.
Y luego continúa:
Asimismo, en el prólogo del libro Eclesiástico, habla el nieto del escritor en estos términos: "... Los que leen las Escrituras tienen el deber no solamente de adquirir ellos mismos muchos conocimientos, sino que deben ser capaces de ayudar, tanto de palabra como por escrito, a quienes no han recibido esta instrucción. Así lo hizo mi abuelo Jesús. En primer lugar se dedicó de lleno a la lectura de la ley y los profetas, y de los demás libros recibidos de nuestros antepasados, y alcanzó un conocimiento muy grande de ellos; y luego él mismo se sintió movido a escribir un libro sobre la instrucción y la sabiduría, para que, practicando sus enseñanzas, las personas deseosas de aprender puedan hacer mayores progresos viviendo de acuerdo con la ley". Expresa claramente que su abuelo quiso realizar un libro didáctico, para ayudar al conocimiento de la Ley, pero no expresa para nada algún tipo de revelación, sino que es escrito basándose en el conocimiento adquirido, por su experiencia, de la primera.
Lo primero que viene a la mente ante este argumento son las siguientes interrogantes fundamentales.
1) ¿Piensa el autor que para que un libro sea inspirado debe afirmar que lo es?
2) ¿Piensa el autor que por el hecho de que un libro afirme ser inspirado entonces lo es?
Comencemos con la primera:
1) ¿Piensa el autor que para que un libro sea inspirado debe afirmar que lo es?
Si el autor piensa que la respuesta es SI entonces realmente está muy pero muy equivocado. De hecho muy pocos libros de la Biblia afirman ser inspirados y muchos de los libros que los protestantes si aceptan en su canon no afirman ser de inspiración divina y de ser cierto este criterio tendrían, siguiendo su línea e pensamiento, que desecharlos también.
El libro de Rut por ejemplo (que aceptan los protestantes) no dice por ninguna parte "Así dice Jehová", "Vino a mí palabra de Jehová", "Habló Jehová a..."
Otro ejemplo clarísimo lo vemos en el comienzo del evangelio de Lucas:
“Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.” Lucas 1,1-4
Tenemos nada menos al evangelista afirmando que él había decidido luego de INVESTIGAR todo diligentemente, narrar los hechos para que Teófilo conociera las enseñanzas que ha recibido. Se puede ver claramente que:
1.1) No se ve que el estaba conciente de estar escribiendo un libro inspirado por Dios
1.2) No se ve que estuviera conciente de que su escrito fuera destinado a pertenecer a la Biblia (De hecho era dirigido a Teófilo)
1.3) Tampoco afirma "Vino a mí palabra de Jehová", "Habló Jehová a..." requisito que parece exigir el autor protestante a un libro para que según él sea inspirado, sino que el mismo autor reconoce que es un compendio de su “investigación diligente”.
Por tanto, el mismo criterio que utiliza el protestante para descalificar el Eclesiástico y el de Macabeos descalifica también el evangelio de Lucas.
Otro ejemplo lo vemos en el libro del Eclesiastés también aceptado por protestantes, que comienza diciendo:
Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén Eclesiastés 1,1
Y no solo eso, en su libro afirma desconocimiento de ciertos hechos que Dios ciertamente si conoce:
¿Quién sabe si el aliento de vida de los humanos asciende hacia arriba y si el aliento de vida de la bestia desciende hacia abajo, a la tierra? Veo que no hay para el hombre nada mejor que gozarse en sus obras, pues esa es su paga. Pero ¿quién le guiará a contemplar lo que ha de suceder después de él?” Eclesiastés 3,21-22
Si se lee con atención el libro completo podrá ver que se repiten muchas expresiones similares (Eclesiastés 3,19 por ejemplo).
En resumen tenemos a Cohelet diciendo:
1.1) Que el libro es “palabra suya”
1.2) Afirmando desconocer hechos que Dios conoce.
¿Por qué entonces siguiendo ese mismo criterio los protestantes no desconocen este libro? Sencillamente porque la respuesta a la pregunta 1 es NO, y que para que un libro sea inspirado NO DEBE afirmar que lo es.
Pasemos a la segunda interrogante fundamental:
2) ¿Piensa el autor que por el hecho de que un libro afirme ser inspirado, entonces lo es?
Si la respuesta del autor a esta pregunta es SI ¡¡entonces tendría que reconocer hasta el Corán!!, ya que el Corán afirma ser Palabra de Dios, y no solo el Corán, sino cientos de escritos más y no están en la Biblia protestante.
Si analizamos las respuestas a estas dos interrogantes tenemos que:
Para que un libro sea inspirado NO TIENE que decir que lo es, y que un libro diga por sí mismo ser inspirado NO ES PRUEBA de que de hecho lo es. Por tanto, todo este argumento protestante es insuficiente.
Argumento 2: El libro de Tobías (uno de los deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque afirma que Dios puede perdonar pecados gracias a la limosna.
El argumento es planteado de la siguiente manera:
Tobit 12.9 "Dar limosna salva de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna gozarán de larga vida". El perdón de los pecados gracias a las limosnas.
Aquí el autor está cometiendo varios errores al descalificar este libro simplemente porque que la Biblia dice algo que no acepta la doctrina de su denominación, y por eso el hecho de que un pasaje mencione que Dios puede otorgar misericordia a quien obra en caridad no es para él aceptable. La pregunta de rigor sería ¿Descalificará también el autor la carta del apóstol Pedro?
Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad cubrirá multitud de pecados1 Pedro 4,8
Aquí el problema es que bajo la óptica protestante basada en la “Sola Fides” no hay un entendimiento claro de la doctrina del mérito, la cual es interpretada por ellos con una vía donde los católicos “compramos” el perdón de los pecados por medio de obras. Realmente no es así, los católicos creemos que la salvación es “gracia”, pero también que Dios nos ha dado la “gracia” de recompensar nuestro SI hacia él. Si quiere profundizar más en este tema consulte el estudio “El mérito, por Charles Journet”, pero por lo pronto, nos limitamos a comentar que la idea de que Dios recompensando nuestros méritos corone sus dones, está ampliamente enseñada en todo el evangelio.
“Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia. Mateo 5,7
Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público. Mateo 6,4
Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan” Mateo 6,20
Sepa que el que hubiere hecho convertir al pecador del error de su camino, salvará un alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.” Santiago 5,20
“Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensaMateo 10,42
“Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme á su labor1 Corintios 3,8
“Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa1 Corintios 3,14
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Argumento 3: El Eclesiástico (uno de los deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque afirma que Dios aborrece a los malvados y les dará su castigo y pide dar al bueno y no al malvado.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Eclesiástico 12.6-7 "También Dios aborrece a los malvados y les dará su castigo. Debes dar al bueno, pero no al malvado; da alivio al afligido, pero no des nada al orgulloso". Contradice claramente el mandato divino de amar a nuestros enemigos y no tiene en cuenta la misericordia divina. A nosotros no nos es permitido juzgar si una persona es buena o no, todo el juicio le pertenece a Dios.
Aquí nuestro autor protestante nuevamente se equivoca por no comprender que la Biblia es una revelación progresiva donde Dios poco a poco se va revelando a los hombres hasta llegar a la plenitud de la revelación que es en sí mismo Cristo. No podemos desechar como inspirados todos los libros donde la revelación no había llegado a su plenitud y donde Cristo no le había dado su toque definitivo. Recordemos también que en la Biblia Dios es el autor principal y el hombre es el instrumento o autor secundario, y debemos por tanto entender que la cultura de su época influya en sus escritos como el lápiz en la intensidad de la línea sobre el papel, y no por esto dejen de tener el “sello divino”. Por eso la importancia de interpretar la Biblia en su contexto.
Pero el problema al que se enfrenta el autor es que dicho argumento también se vuelve contra él mismo cuando en otros libros si aceptados por protestantes también se observa exactamente lo mismo. Unos ejemplos:
Y perseguiréis á vuestros enemigos, y caerán á cuchillo delante de vosotros: Y cinco de vosotros perseguirán á ciento, y ciento de vosotros perseguirán á diez mil, y vuestros enemigos caerán á cuchillo delante de vosotros.” Levítico 26,7-8
“El volverá el mal á mis enemigos: Córtalos por tu verdad”. Salmo 54,5 Biblia Reina-Valera (Salmo 54,7 Biblia de Jerusalén)
Sea su mesa delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien por tropiezo. Sean oscurecidos sus ojos para ver, Y haz siempre titubear sus lomos. Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los alcance. Sea su palacio asolado: En sus tiendas no haya morador. Porque persiguieron al que tú heriste; Y cuentan del dolor de los que tú llagaste. Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia. Salmo 69,22-28 Biblia Reina-Valera (Salmo 69,23-29 Biblia de Jerusalén)
Perseguido he mis enemigos, y alcancélos, Y no volví hasta acabarlos. Helos herido, y no podrán levantarse: Cayeron debajo de mis pies. Pues me ceñiste de fortaleza para la pelea; Has agobiado mis enemigos debajo de mí. Y dísteme la cerviz de mis enemigos, Y destruí á los que me aborrecían. Clamaron, y no hubo quien salvase: Aun á Jehová, mas no los oyó. Y molílos como polvo delante del viento; Esparcílos como lodo de las calles”. Salmo 18,37-42 Biblia Reina-Valera (Salmo 18,38-43 Biblia de Jerusalén)
Pasajes como estos abundan en casi todo el Antiguo Testamento, más con estos es suficiente para lo que nos aboca.
Vemos allí que el Salmista pide que sus enemigos “sean cortados”, que Dios “derrame su ira sobre ellos”, que “ponga maldad sobre su maldad y que no se salven”, que “sean acabados” y que aunque clamaron Dios “no los oyó”. Si comparamos esto con la revelación de Cristo cuando clamó en la cruz: “Padre, perdónalos que no saben lo que hacen” (Lucas 23,43) y el corazón del evangelio que no enseña a “amar a los que nos odian” (Mateo 5,44-45) evidentemente encontraremos una evolución enorme en la revelación y de aquello que Dios quiere para nosotros, más no por eso quiere decir que esos escritos no hayan pertenecido a libros inspirados por Dios, sino que ha sido Dios quien por Cristo ha traído la revelación definitiva y por eso Cristo mismo enseña:
“«Habéis oído que se dijo: = Amarás a tu prójimo = y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.” Mateo 5,43-45
Volviendo a nuestro punto, y tratando de escapar de las dificultades que podemos tener para entender esos duros pasajes del Antiguo Testamento, lo cierto es que si los protestantes van a rechazar el libro del Eclesiástico por la razón de que en un pasaje no enseña el amor a los enemigos, entonces mejor sería que rechazaran medio Antiguo Testamento de plano y así no demostrar un doble criterio.
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Argumento 4: El libro de Judit (uno de los deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque Dios no justifica la mentira y menos la inspira y Judit pide a Dios poder para engañar.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Judit 9.13 "Dame palabras para poder engañarlos y causarles el desastre y la muerte, pues tienen planes perversos contra tu alianza, contra el templo consagrado a ti, contra el monte Sión y contra la ciudad que es hogar y propiedad de tus hijos". Dios es la verdad, nunca justifica la mentira y menos la inspira, por lo que este texto enseña algo contrario a la Palabra de Dios.
Aquí la visión fundamentalista de la Biblia del autor protestante vuelve a equivocarse por no entender aquello de “Misericordia quiero y no sacrificio” (Óseas 6,6)
Antes de refutar este argumento bíblicamente permítanme colocarles un ejemplo real:
Imaginen que ustedes hubieran sido parte de un hogar alemán de la segunda guerra mundial que dio refugio a una familia judía para que no fuera a ser llevada a un campo de concentración Nazi. Imagine que llegan oficiales Nazi preguntando si hay judíos en su casa. ¿Qué debe hacer usted?
Decir la verdad porque Dios manda no mentir, decir que ellos están en su casa causando que ellos sean encarcelados y lo más seguro asesinados.
Decir que ellos no están allí (mentir) para que ellos se salven.
Si su respuesta es “Decir la verdad” es usted el más grande fariseo de todos los tiempos, y aunque usted se engañe diciendo que obedeció a Dios, lo que realmente se hizo fue participe del asesinato de esa familia y Dios le pedirá cuentas y le recordará como le recordó a los fariseos de la época “Misericordia quiero y no sacrificio”.
Ahora, analizando el argumento en cuestión, vemos que en ciertos casos faltar a este precepto por una causa mayor no solo no es castigado por Dios sino recompensado y un caso muy similar al ejemplo que yo he puesto sale narrado en la Biblia y lo vemos en el libro de Josué (aceptado por los protestantes), donde una prostituta fue justificada cuando escondió a los espías del pueblo de Israel y MINTIO a quienes les perseguían para que no les capturaran.
“Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sittim dos espías con esta orden: «Id y explorad el país y Jericó.» Fueron y entraron en casa de una prostituta, llamada Rajab, y durmieron allí. Se le dijo al rey de Jericó: «Mira que unos hombres israelitas han entrado aquí por la ncohe para explorar el país.» Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rajab: «Haz salir a los hombres que han entrado donde ti - que han entrado a tu casa - porque han venido para explorar todo el país.» Pero la mujer tomó a los dos hombres y los escondió. Luego respondió: «Es verdad que esos hombres han venido a mi casa, pero yo no sabía de dónde eran. Cuando se iba a cerrar la puerta por la noche, esos hombres salieron y no sé adónde han ido. Perseguidles aprisa, que los alcanzaréis.» Pero ella los había hecho subir al terrado y los había escondido entre unos haces de lino que tenía amontanados en el terrado” Josué 2,1-6
Incluso si leemos la carta del apóstol Santiago vemos nada menos que el apóstol afirma que por esta acción de Rajab (Mentir al rey) ella fue justificada.
“Del mismo modo Rajab, la prostituta, ¿no quedó justificada por las obras dando hospedaje a los mensajeros y haciéndoles marchar por otro camino?” Santiago 2,25
Ahora, puede que nuestro amigo sea de quienes por decir la verdad hubiera entregado a los espías del pueblo de Israel o a la familia judía para que fuera llevada al campo de concentración. Incluso acepto que piense diferente a mi en este punto, más el punto no es ese realmente. El punto es que en base a su criterio el autor debería descartar también el libro de Josué y la carta de Santiago o demostrar tener un doble criterio.
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Argumento 5: El libro de Sabiduría (uno de los deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque según el Génesis Dios crea al mundo de la nada y allí se afirma que lo creó de la materia sin forma.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Sabiduría 11.17 "Tu mano omnipotente, que de la materia sin forma creó el mundo". Según el Génesis Dios crea el mundo de la nada, sólo con su Palabra.
Aquí el autor del escrito ve contradicciones donde no las hay, ya que ¿No creó Dios la materia sin forma de la nada acaso?
Seamos sinceros, Que Dios haya creado todo de la nada no quiere decir que no haya podido, a través de un proceso, partiendo de algo que el creó de la nada, seguir creando. Al fin y al cabo todo fue creado de la nada, porque lo primero que Dios creó lo creó de la nada (valga la redundancia) y de allí partió para crear el resto.
Así por ejemplo, en el mismo Génesis vemos que Dios creó al hombre “del polvo de la tierra” y a la mujer de la “costilla del hombre”, no “de la nada” y no por eso se contradice el Génesis a sí mismo.
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Argumento 6: El libro de Macabeos (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque justifica el orar por los muertos.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
2ª de Macabeos 12.45 "Si él no hubiera creído en la resurrección de los soldados muertos, hubiera sido innecesario e inútil orar por ellos. Pero, como tenía en cuenta que a los que morían piadosamente los aguardaba una gran recompensa, su intención era santa y piadosa. Por esto hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que Dios les perdonara su pecado". Justifica el orar por los muertos.
Tenemos aquí que la razón es nada menos que como el libro enseña que es piadoso orar por el descanso eterno de los difuntos, ya es razón de que el libro no sea inspirado. Lo cierto es que el hecho de que este pasaje contradiga la doctrina protestante NO QUIERE DECIR que no sea inspirado. De hecho, sino va a ser inspirado aquello que contradiga la doctrina protestante, entonces media Biblia no lo es. (Véase el artículo “El evangelio versus evangélicos”)
Cuando Lutero intentó eliminar del Canon los libros deuterocanónicos, trató de eliminar también del Nuevo Testamento Hebreos, Santiago, Judas y el Apocalipsis por la misma razón. El libro de Macabeos contradecía explícitamente su enseñanza ya que él había negado la doctrina del purgatorio. Hebreos era también una piedra de tropiezo ya que contradecía varias de sus doctrinas. Primeramente refutaba tajantemente la doctrina de que el hombre no puede perder su salvación (Hebreos 2,1-3) y no solo eso, sino que ¡citaba un hecho que solamente estaba mencionado en el libro de Macabeos que él ya había rechazado!.
El suceso en cuestión es narrado en 2 Macabeos 7 cuando durante la persecución de los Macabeos fueron apresados siete hermanos y su madre. El rey los torturó para que comieran alimentos impuros prohibidos por la Ley. Uno tras uno murieron afirmando esperar la resurrección para la vida eterna. (2 Mac 7, 1.5-9). Este hecho es claramente citado en Hebreos 11,35 donde nada menos que el autor de la epístola menciona todos aquellos hechos heroicos que narran las Escrituras sobre nuestros antepasados (¡Hecho que no es narrado en ninguno de los libros protocanónicos!).
Volviendo al punto, aquí no hay argumento. No es posible negar la canonicidad de un libro porque contradiga la interpretación de cierta denominación y cuya interpretación es diferente a la de la Iglesia entera durante la história.
Si quiere profundizar en este tema y el tema del purgatorio puede revisar.
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Argumento 7: El libro de Judit y el de Baruc (deuterocanónicos) no puede ser inspirado porque contienen imprecisiones históricas
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Judit 1.1Cuando Nabucodonosor estaba en el año doce de su reinado sobre los asirios en Nínive, su capital”. Está demostrado y documentado que Nabucodonosor nunca fue rey de Asiria sino de Babilonia, aunque conquistó este reino nunca trasladó su capital a Nínive.
Baruc 1.1-2 “Este es el libro que Baruc, hijo de Nerías y descendiente de Maaseías, Sedequías, Hasadías e Hilquías, escribió en Babilonia el día siete del mes del año quinto después que los caldeos se apoderaron de Jerusalén y la incendiaron.”. Crea contradicción con el libro de Jeremías, que afirma claramente que Baruc no estaba en Babilonia, sino en Egipto: “Por el contrario, Johanán y todos los jefes militares reunieron a la poca gente de Judá que aún quedaba … incluyendo a Jeremías y a Baruc. Sin hacer caso de la orden del Señor, todos ellos se fueron a Egipto y llegaron hasta la ciudad de Tafnes.” (Jeremías 43.4-7)
El hecho de que algún libro de la Biblia tenga imprecisiones históricas NO LE DESCALIFICA como inspirado. De hecho, muchos libros protocanónicos (que también aceptan los protestantes como inspirados) las tienen y no por eso ellos los descalifican.
Lo importante es entender que las Sagradas Escrituras por ser Palabra de Dios contienen la verdad en orden de nuestra salvación. En la Biblia puede haber imprecisiones geográficas o históricas, pues no es un libro científico ni tampoco es un libro hecho con los criterios modernos para escribir historia. (Eso no era esencial para los antiguos). Lo fundamental es que la Biblia es un libro religioso y que está dirigido principalmente a revelarnos lo que Dios ha dispuesto para nuestra salvación. Los autores de la Biblia escribían los hechos según la tradición que habían recibido oralmente y no tuvieron intención de hacer unos libros científicos sobre el origen del mundo o sobre la historia de Israel. Lo que sus autores querían era transmitirnos, con mirada de fe, el sentido y la importancia viva y actual de lo que Dios había hecho en favor de su pueblo y del mensaje que había proclamado por sus profetas y el mismo Jesús.
Así mismo no nos debería sorprender:
7.1) Que en los libros de Samuel se recojan dos tradiciones diferentes de la muerte de Saul:
Dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame, no sea que lleguen esos incircuncisos y hagan mofa de mí », pero el escudero no quiso pues estaba lleno de temor. Entonces Saúl tomó la espada y se arrojó sobre ella. Viendo el escudero que Saúl había muerto, se arrojó también sobre su espada y murió con él. 1 Samuel 31,4-5
Dijo David al joven que le daba la noticia ": «¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán?» Respondió el joven que daba la noticia: «Yo estaba casualmente en el monte Gelboé; Saúl se apoyaba en su lanza, mientras los carros y sus guerreros le acosaban. Se volvió y al verme me llamó y contesté: "Aquí estoy." Me dijo: "¿Quién eres tú?" Le respondí: "Soy un amalecita." Me dijo: [Saul] "Acércate a mí y mátame, porque me ha acometido un vértigo aunque tengo aún toda la vida en mí." Me acerqué a él y le maté, pues sabía que no podría vivir después de su caída; luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete que tenía en el brazo y se los he traído aquí a mi señor.» 2 Samuel 5,1-10
En la primera tradición que recopila la muerte de Saúl el mismo se mata. En la segunda tradición es un amalecita quien le mata. A pesar de ser dos tradiciones diferentes, el profeta recopila AMBAS.
¿Quiere decir esto que los libros de Samuel no son inspirados? ¿Por qué no desecha también el autor estos libros con la excusa de que hay imprecisiones históricas?
7.2) La muerte de Judas es recogida de dos tradiciones diferentes:
Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás.» El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó.” Mateo 27,3-5
«Hermanos, era preciso que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que fue guía de los que prendieron a Jesús. Porque él era uno de los nuestros y obtuvo un puesto en este ministerio. Este, pues, compró un campo con el precio de su iniquidad, y cayendo de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas. – Hechos 1,16-18
La primera tradición recopila que Judas devolvió las monedas, la segunda que con ellas compró un campo, la primera que se ahorcó, la segunda que se cayó de cabeza y se derramaron sus entrañas.
7.3) Otras pequeñas imprecisiones históricas de libros que los protestantes si reconocen como inspirados
En Lucas 2,1-2 se menciona que en tiempo del nacimiento de Jesús hubo un censo siendo gobernador de Siria, el ex-cónsul Cirino, y se menciona que fue por orden del emperador Cesar Augusto que los habitantes de Palestina debían viajar con sus familias, a su lugar de origen para empadronarse. Cuando Publio Sulpicio Cirino, fue gobernador de Siria se registra un censo, pero éste ocurrió en el año 6 de nuestra era (Dato corroborado por el historiador judío, Flavio Josefo). Por otro lado el evangelio de Lucas y el de Mateo sitúan el nacimiento de Jesús durante el reinado de Herodes el Grande, Tetrarca de Galilea, Samaria, Judea e Idumea. Sin embargo, Herodes murió aproximadamente el año 4 antes de Cristo.
Eso sin mencionar que científicamente se ha comprobado que el hombre tiene por mucho más de 6000 años sobre la tierra.
La verdad es que el mismo argumento que utiliza nuestro amigo para descalificar los deuterocanónicos, lo utilizan los ateos para descalificar la Biblia entera, y todo eso por no entender realmente cual es la finalidad de la Biblia: Darnos el mensaje de salvación y no una explicación de cómo Dios unió átomos en moléculas, moléculas en partículas, partículas en polvo, polvo en hombres, y todo esto explicado en cuando al donde, cuando como y donde.
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Argumento 8: El libro de Macabeos (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque apoya la intercesión de los santos.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
2ª de Macabeos 15.12-16 "La visión era esta:... se trataba de un personaje de la más alta autoridad. Onías tomó la palabra, y dijo: "Este es Jeremías, el profeta de Dios, el amigo de sus hermanos, que ora mucho por el pueblo y por la ciudad santa." Jeremías extendió la mano derecha, le dio a Judas una espada de oro y le dijo: "Toma esta espada santa, que Dios te da; con ella destrozarás a los enemigos."". Aquí vemos otra creencia religiosa católica y es que los muertos (pues Jeremías estaba en el Cielo), pueden interceder por los vivos, justificando así la oración a los "Santos".
Lo dicho en el argumento 6 es válido también para este argumento. Nada menos que la negación de la inspiración de un libro porque enseñe una doctrina contraria a la doctrina protestante ¿Entienden porqué Lutero no quería que permanecieran en el canon?. ¡Nada menos que un libro escrito mucho antes de Cristo enseña doctrinas católicas! ¿Cómo entonces podrían los protestantes afirmar que la intercesión de los santos fue inventada luego del reinado de Constantino muchos siglos después?
El hecho de que nuestros hermanos protestantes no logren entender que en Cristo tenemos vida y vida en abundancia y que luego de morir en santidad podemos estar con Cristo, lo cual ciertamente es lo mejor (Filipenses 1,23) y que precisamente cuando estamos en su presencia no perdemos la capacidad de pedir e interceder EN CRISTO por nuestros hermanos, todos un mismo cuerpo y un mismo espíritu con Cristo como cabeza, tal como lo hacemos en vida, no quiere decir que dicho libro no sea inspirado.
¿No es curiosa esta doctrina protestante que afirma que una vez con Cristo y EN Cristo no podamos pedir? ¿No se ve a los santos clamando en el cielo acaso? (Apocalipsis 6,9-11).
No profundizo más en este punto porque no es el tema en cuestión, si quiere analizar en detalle este tema consulte:
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Argumento 9: El libro de Tobías (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque apoya practicas de curanderos.
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Tobit 6.4-9 "El ángel le dijo: Ábrelo y sácale la hiel, el corazón y el hígado, y guárdalos. Son un remedio muy útil. ... Entonces el muchacho preguntó al ángel: Amigo Azarías, ¿para qué sirven de remedio la hiel, el corazón y el hígado del pescado? Él contestó: Cuando una persona es atacada por un demonio o espíritu malo, si se queman delante de esa persona el corazón y el hígado del pescado, cesa el ataque y no se repite jamás. Y cuando una persona tiene nubes en los ojos, si se untan con la hiel y se sopla en ellos, queda sana". Apoya aquí la práctica de los curanderos.
Este argumento tampoco puede utilizarse para descalificar el libro de Tobías, ante todo porque el hecho de que el autor se sirve de las opiniones populares de su tiempo sobre la virtud curativa de la hiel, del corazón y del hígado, y las incorpora en el relato, no implica a que esté apoyando las prácticas de los curanderos. Tomemos en cuenta también que en la cultura judía muchas enfermedades eran atribuidas a demonios. Bien pudo haber sido un remedio natural. De hecho algunos expositores creen que sería el pez llamado luccio que en griego significa “pez lobo” y cuya especia abunda mucho en el río Trigris (Bochard observa que su hiel, mezclada con miel, se aplica para remedio de varias enfermedades de los ojos). En el caso de la historia narrada en el libro de Tobías, el remedio vendría a representar una especie de colirio.
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Argumento 10: El libro de Tobías (deuterocanónico) no puede ser inspirado porque apoya practicas de brujería
Este argumento es planteado de la siguiente manera:
Tobit 8.1-3 "Cuando terminaron de cenar, decidieron ir a acostarse. Llevaron al muchacho a la habitación. Tobías se acordó entonces de lo que le había dicho Rafael. Sacó de su bolsa el hígado y el corazón del pescado, y los puso sobre las brasas en las que se quemaba incienso. El olor del pescado no dejó acercar al demonio, y este salió huyendo por el aire hasta la parte más lejana de Egipto. Rafael fue y lo encadenó allá, y volvió inmediatamente". Otra práctica pagana y de brujería.
Nuevamente se equivoca el autor interpretando que aquí se estimulan prácticas de brujería, más que una obediencia específica a las instrucciones específicas que él ángel le da y de hecho la primera cosa que hizo Tobías al entrar en la pieza matrimonial fue poner en práctica lo que él le aconsejó. El hecho de que el olor del pez aleje al demonio no puede ser interpretado en su sentido literal, como si el demonio huyera del mal olor, (como hacen los insectos al oler un insecticida), sino en sentido simbólico y espiritual: el bien vence al mal. Con esta victoria de Rafael sobre Asmodeo se cumple una parte principal del plan de Dios sobre Sara: su curación, encomendada por Dios al ángel Rafael y la lección más que una promoción de prácticas brujeriles, es enseñar que para quien ama a Dios, la obediencia al Señor y la oración en familia espantan todos los males (Tobías 6,18; 8,5);
Y cuando vayas a unirte a ella, levantaos primero los dos y haced oración y suplicad al Señor del Cielo que se apiade de vosotros y os salve. Y no tengas miedo, porque para ti está destinada desde el principio; tú la salvarás; ella se vendrá contigo y te aseguro que te dará hijos que serán para ti como hermanos. No te preocupes.» Tobías 6,18
Dios, cuando y como le parece, hace que las más mínimas cosas sirvan de instrumentos para sus milagros. Nuestro Señor Jesucristo con un poco de barro mezclada con saliva curó a un ciego de nacimiento (Juan 9,6), el agua del bautismo (1 Pedro 3,21) es el elemento visible que Dios ha elegido para regenerarnos por medio del Espíritu Santo, Dios obraba por medio de los mandiles y mañuelos de Pablo también milagros (Hechos 19,12).
Se concluye también que este argumento es insuficiente.
Conclusión
Ninguno de los cuestionamientos que el autor ha planteado para cuestionar la inspiración de los libros canónicos es válido. De hecho, lo que puede excluir o incluir un libro del Canon no es que alguien no crea o no crea ver en el contradicciones, tampoco que no logre entender ciertos pasajes, tampoco que no carezca de alguna imprecisión histórica, que el autor esté plenamente conciencia de su inspiración y mucho menos que no concuerde con las doctrinas personales de su denominación. Lo que hace un libro inspirado es el juicio de la Iglesia y su poder de “atar y desatar”.
El hecho de que los protestantes acepten el canon del Nuevo Testamento establecido por la Iglesia en los concilios de Concilio de Hipo, en el año 393 A.D. y el Concilio de Cartago, en el año 397 y 419 A.D, ambos en el norte de África, y no acepten dicha decisión acerca del canon Alejandrino (con 46 libros para el Antiguo Testamento) es también una incoherencia, ya que está demostrado que antes de esta fecha no había unanimidad en cuanto a los escritos del Nuevo Testamento. Y si para esta época ellos manejan la tesis protestante de que la Iglesia ya se había corrompido (Luego de Constantino) ¿Qué garantía tienen que los libros seleccionados por una Iglesia que ya ellos consideraban apostata pueda dar un juicio real y verdadero sobre la inspiración de su Biblia?
“A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»” Mateo 16,19
http://www.catolicosecumenicos.com/
Agradecemos vivamente al autor 2005.V.03
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Acerca de los Libros Deuterocanónicos
Por Hasley Morales
El Antiguo Testamento en las Biblias Católicas tiene siete libros más que las Biblias protestantes (46 y 39, respectivamente). Los protestantes llaman a esos libros Apócrifos y los católicos los conocen como los libros Deuterocanónicos. Estos siete libros son: Tobías, Judit, 1ª y 2ª Macabeos, Sabiduría de Salomón, Eclesiástico (o Sirac), y Baruc. También, las Biblias católicas contienen seis capítulos adicionales (107 versículos) en el libro de Ester y otros tres en el libro de Daniel (174 versículos).

Yo he notando con preocupación la desinformación generalizada entre nuestros hermanos separados respecto al tema, de modo que muchos protestantes tienen, sin saberlo, una Biblia incompleta. En años recientes varios ministros protestantes se han dado a la tarea de tratar de aclarar dicha situación, escribiendo artículos y tratados. Por mis manos han pasado ya varios de esos artículos y tratados, todos con una increíble similitud, [lo cual me hace pensar que todos usan una fuente común], dando razones para no incluir los Deuterocanónicos en la Biblia. En las siguientes líneas contestaré a dichas objeciones.



Objeción #1

“Esos libros nunca formaron parte del canon judío. Pablo afirma que los judíos fueron los depositarios de la Revelación (Romanos 3,2) y el suyo es, por tanto, el canon válido. No existe ni un solo ejemplar del Antiguo Testamento editado en hebreo que contenga los apócrifos.”
Respuesta:

Todas las evidencias apuntan a que entre los judíos existió un doble canon. El canon breve de los judíos de Palestina, que no contenía los libros Deuterocanónicos, y el canon amplio de los judíos alejandrinos, que comprendía los libros Deuterocanónicos. Hay sin embargo algunas evidencias de que tal vez entre los judíos palestinos hayan circulado los libros Deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblica/arqueológica más antigua, se han encontrado algunos fragmentos de tres libros Deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).

Es absurdo rechazar un libro porque no haya sido escrito en la lengua de los judíos, pues esto se debe principalmente a que (a) El griego comenzaba a ser lengua común para todos y (b) Se perdieron los originales de algunos libros y sólo quedaron sus copias en griego. Un ejemplo de esto último es el Eclesiástico, que fue originalmente escrito en hebreo y que San Jerónimo lo conoció en su lengua original.

En tiempos de los apóstoles la Septuaginta era la traducción del Antiguo Testamento de uso común, y esta contenía los Deuterocanónicos; por ello no es de extrañar que 300 de las más de 350 referencias directas que se hacen en el Nuevo Testamento al Antiguo hayan sido tomadas de la Septuaginta. Cuando Pablo dice en 2Timoteo 3:16 “Toda escritura es inspirada” está hablando de la Septuaginta.


Objeción #2

“Los libros apócrifos no son citados nunca por el Señor ni por sus apóstoles en el Nuevo Testamento”
Respuesta:

No es cierto, pero antes que nada, hay que saber diferenciar entre las formas de hacer referencia al Antiguo Testamento que usaron los autores del Nuevo Testamento. Primero tenemos las referencias directas, que generalmente usan la forma “para que se cumpliera lo que estaba escrito” o simplemente “como está escrito”; y las indirectas, que carecen de dicha fórmula. Aquí hay algunos ejemplos de referencias indirectas hechas a los libros Deuterocanónicos en el Nuevo Testamento:

1. Hebreos 11,35: "...Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor." El único lugar en el Antiguo Testamento en que encuentras referencia a esto es en 2Macabeos 7:1-29. Si no tienes 2Macabeos, ¿Cómo puedes explicar esto?

2. Hebreos 11,38: "...errantes por desiertos y montañas,..." Esto se encuentra en 1Macabeos 2,28-30 y 2Macabeos 5,27.

3. Juan 10,22: "Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación..." Esto se encuentra en 1Macabeos 4,52-59.

4. Romanos 9,21: "El alfarero no es dueño de hacer de una misma masa..." Esto se encuentra en Sabiduría 15,7

5. 1Pedro 1,6-7, "...el oro que es probado por el fuego..." Esto se encuentra en Sabiduría 3,5-6

6. Romanos 1,18-32, “Dios es conocido por las cosas que El ha creado...” Esto se encuentra en Sabiduría 13,1-9

7. Apocalipsis 21,18: "El material de esta muralla es jaspe y la ciudad es de oro puro semejante al vidrio puro." Se encuentra en Tobías 13,16-17.

8. Mateo 13,43: "Entonces los justos brillarán..." Se encuentra en Sabiduría 3,7.

9. Marcos 14,61-62: "...¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y dijo Jesús: "Sí, yo soy..." Se encuentra en Sabiduría 2,13.

10. Lucas 24,4: "... se presentaron dos hombres con vestidos resplandecientes." Se encuentra en 2Macabeos 3,26.

11. Romanos 11,33: "...¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!" Se encuentra en Judit 8,14.

12. 1Corintios 10,20: "...lo inmolan a los demonios y no a Dios..." Se encuentra en Baruc 4:7.

13. 1Juan 3,17: "Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" Se encuentra en Tobías 4,7.

14. 1Corintios 15,29: “De no ser así ¿a qué viene el bautizarse por los muertos? Si los muertos no resucitan en manera alguna ¿por qué bautizarse por ellos?” Aquí San Pablo tenía en mente 2Macabeos 12,44.


Objeción #3

“No encontramos los apócrifos en ningún catálogo de libros canónicos reconocidos por la Iglesia en sus primeros cuatro siglos de existencia.”
Respuesta:

Hasta el siglo cuarto la iglesia no se planteó el tema del canon de forma seria [algo que comenzó a cambiar con San Agustín], pero los cristianos si reconocían esos libros. Aquí hay algunos ejemplos:

• La Didajé (hacia 90-100 D.C.) 4,5 alude claramente al Eclesiástico 4,31. También Didajé 5,2 se refiere a Sabiduría 12,7.

• Clemente de Roma (+101 D.C.) aduce el ejemplo de Judit y la fe de Ester. También alude al libro de la Sabiduría y al Eclesiástico.

• Ignacio de Antioquia (35-107 D.C.) alude al libro de Judit 16,14 en su Epístola a los Efesios.

• El Pastor Hermas (hacia 140-154 D.C.) tiene bastantes alusiones a diversos libros Deuterocanónicos: al Eclesiástico, a Tobías, a 2Macabeos y a Sabiduría.

• San Justino (+165 D.C.), en su Diálogo con Trifón acusa a los judíos de rechazar de la versión griega de los Setenta las Escrituras que testificaban en favor de Cristo.

• Clemente de Alejandría (150-215 D.C.) conoce todos los libros y pasajes Deuterocanónicos y los considera como sagrados y canónicos.


Objeción #4

“Los más ilustres Padres de la Iglesia rechazaron categóricamente los apócrifos: Melitón, Atanasio, Jerónimo, Cirilo, Rufino”.
Respuesta:

Este argumento empieza con una premisa falsa, pues San Agustín es el más ilustre de los Padres de la Iglesia y aceptaba los Deuterocanónicos.

A pesar que durante los siglos I & II se aceptaban los Deuterocanónicos de forma unánime, durante los siglo III & IV empiezan a surgir dudas respecto a estos. Estas dudas se originaron principalmente por las disputas con los judíos, quienes negaban la canonicidad de estos libros, por lo cual los apologistas se vieron obligados a usar sólo los otros 39 libros del Antiguo Testamento para argumentar.

De los Padres citados por los protestantes, San Jerónimo es el único que rechaza de forma categórica y absoluta los Deuterocanónicos, pues los demás llegan a aceptar algunos. La Iglesia sin embargo, nunca ha sostenido que los Padres sean individualmente infalibles. San Jerónimo finalmente se plegó a la decisión de la Iglesia de aceptar los Deuterocanónicos, y los incluyó en su Vulgata Latina (la versión que tomó como oficial el Concilio de Trento).

A partir de fines del siglo V las dudas acerca de los Deuterocanónicos van desapareciendo, restableciéndose así la unanimidad en el siglo VI.


Objeción #5

“Los mismos libros apócrifos delatan no ser de inspiración divina. Por ejemplo en 2Macabeos 15,38 el autor renuncia a toda pretensión de inspiración”.
Respuesta:

Los protestantes citan aquí un pasaje de 2Macabeos donde el escritor se atribuye a sí mismo la autoría de dicha obra, para concluir así que tal obra no puede ser de inspiración divina. Hay sin embargo un paralelo a esto en el Nuevo Testamento, en el evangelio de Lucas:

“Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.” - (Lucas 1,1-4)

Se hace evidente aquí que el autor del Evangelio de Lucas se atribuye también la investigación y redacción de dicha obra.

El problema tal vez tenga su origen en la forma en que los protestantes ven la Biblia. Para nosotros los católicos, Dios inspiró la Biblia pero esta fue escrita por hombres. Los protestantes en cambio, ven la Biblia tal como si Dios la hubiera dictado palabra por palabra. Tal visión errada y casi idólatra de las escrituras es la misma que los lleva a atacar la ciencia y sus avances, por contradecir esta en numerosas ocasiones su interpretación excesivamente literal de pasajes como el relato de la creación de Génesis.

La forma en que está escrito el citado versículo de 2Macabeos no hace pensar que no es inspirado. El autor está más bien preocupado por la composición literaria del libro, y dice que se esforzó en que la construcción del libro fuera buena; su calidad literaria, no la validez del contenido.


Objeción #6

“Casi todos estos apócrifos fueron escritos mucho después de que se hubiera cerrado el tiempo del canon del A.T., que duró hasta Malaquías. Sus autores no pueden ser profetas, ni tener el oficio profético, ni ser, por tanto, inspirados”.
Respuesta:

Para los protestantes, Esdras habría cerrado de modo definitivo el canon, de tal manera que en lo futuro no se permitió añadir más libros; para los católicos, en cambio, la compilación canónica de Esdras no había sido definitiva. Por eso, los judíos alejandrinos pudieron añadir más tarde los libros Deuterocanónicos.

Son varios los argumentos en que se apoya la postura protestante. En primer lugar, el celo de Esdras por la Ley. 2 Macabeos 2:13 afirma que Nehemías hizo una biblioteca para recoger los Libros Sagrados. Flavio Josefo atribuye la formación del canon al tiempo de Artajerjes I Longímano (465-425 A.C.), es decir, al período en que tuvo lugar la actividad religiosa de Esdras y Nehemías.

Sin embargo, las dificultades que se oponen a esta teoría son muy fuertes. Si Esdras fue el que cerró el canon del Antiguo Testamento habría que explicar porque los libros de las Crónicas y de Esdras fueron incluidos en la lista canónica, pues estos fueron escritos hasta el tiempo de los griegos, es decir, bastante después de la muerte de Esdras.


Objeción #7

“Aunque fue permitido la lectura de dichas obras, tanto en Israel como en la Iglesia Cristiana, para instrucción, jamás fueron tenidas por canónicas ni inspiradas, sino hasta el Concilio de Trento (1546, diecisiete siglos después que la Iglesia había vivido sin ellas); este concilio no fue representativo de la Cristiandad, y hoy en día los mejores teólogos católico-romanos desean que haya sido superada la época tridentina”.
Respuesta:

Si esos libros no formaron parte del canon hasta 1546 ¿Cómo fue que Martín Lutero los eliminó en 1534? Este error por sí sólo es una muestra contundente de la poca solidez de dicha objeción.

La historia demuestra que no es verdad lo que dijo Lutero, los cristianos siempre habían reconocido esos libros como parte de las escrituras. Los concilios del siglo IV y posteriores habían confirmado la creencia cristiana. La opinión de Lutero era más bien la de los judíos que seguían el canon del concilio de Jamnia, hecho a finales del primer siglo de nuestra era. El problema es que Jamnia no era un concilio Cristiano, sino uno Judío, llamado específicamente para oponer a la Cristiandad.

Los Concilios de la Iglesia en Hipona (393 D.C.) y Cartago (397, 419 D.C.), enormemente influenciados por San Agustín, listaron los libros Deuterocanónicos como escritura inspirada, lo cual fue simplemente el visto bueno de lo que se había convertido en el consenso general de la Iglesia en Occidente y en la mayor parte del Oriente. De esta manera, el Concilio de Trento sólo reiteró en términos más fuertes lo que ya había sido decidido once siglos antes.

Obras consultadas:
Introducción a la Biblia - Manuel de Tuya / José Salguero
Martin Lutero y el nacimiento del protestantismo – James Atkinson
Biblia de Jerusalén – Editoral Desclée
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El problema de la convivencia cívica, y el de la convivencia entre personas de diferentes creencias religiosas, tradiciones culturales, etc., es un problema real, en todo tiempo y de modo especial en la época contemporánea. Pretender resolverlo postulando la separación programática entre política y religión es condenarse a hacerlo insoluble, ya que es .precisamente el reconocimiento de la dimensión religiosa del hombre lo que lleva a fundamentar radicalmente la trascendencia de la persona y, por tanto, a poner de relieve la necesidad del respeto a la intimidad de las conciencias y los consiguientes límites de toda autoridad estatal (cfr. Conc. Vaticano II, Declaración Dignitatis humanae, 1-3).´
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Descartemos cualquier tentación de pura autodefensa, porque la comunicación de la fe se dirige “no sólo a los que escuchan al mensajero, sino también a los que lo ignoran o rechazan”.
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Un cristiano que vive y se alimenta del anuncio evangélico dentro de la Iglesia fundada por Cristo, debe saber siempre que el otro, aunque sea un adversario temible, lo es sólo coyunturalmente, porque es destinatario del mismo tesoro de vida que él ya ha encontrado. Y por eso Benedicto XVI subraya la profunda unidad entre la fe y el amor, porque sin éste, cualquier apostolado se vuelve estéril y vacío. 2005.
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Todos, tarde o temprano tendremos que tomar –como dice Sr. Robin- una decisión, pues nadie puede servir a dos amos; porque odiará a uno y amará al otro, o será fiel a uno y al otro no le hará caso. No se puede servir a Dios y al ‘santero’ (Mateo 6, 24). ‘Si quieres alcanzar la vida eterna, guarda los mandamientos (ama a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo). Si quieres conocer la verdad, cree en Mí (Jesús de Nazaret). Si quieres ser perfecto, vende cuanto tienes (y hazte pobre de espíritu). Si quieres ser mi discípulo, niégate a ti mismo (acaba con el orgullo). Si quieres alcanzar la vida eterna, desprecia la presente (mira hacia el cielo). Si quieres ser ensalzado en el cielo, humíllate en la tierra (se humilde). Si quieres reinar conmigo, lleva conmigo la cruz (con ánimo). Porque sólo los siervos de la cruz hallan el camino de la felicidad y de la luz verdadera que lleva a Dios. (Evangelio de Ntro. Señor Jesucristo según San Mateo y San Lucas) [Autor Mario SAVIGNON. Rep.Dominicana]2005
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La bajada del Espíritu Santo sobre los apóstoles y sobre la primera comunidad de los discípulos de Cristo que en el Cenáculo “perseveraban en la oración, con un mismo espíritu” en compañía de María, la madre de Jesús (cf. Hch 1, 14), hace referencia al significado veterotestamentario de Pentecostés. La fiesta de la siega se convierte en la fiesta de la nueva “mies que es obra del Espíritu Santo: la mies en el Espíritu.
Esta mies es el fruto de la siembra de Cristo-Sembrador. Recordemos las palabras de Jesús que nos refiere el Evangelio de Juan: “Pues bien, yo os digo: alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega” (Jn 4, 35). Jesús daba a entender que los Apóstoles recogerían ya tras su muerte la mies de esta siembra: “Uno es el sembrador y otro el segador: yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga” (Jn 4, 37-38). Desde el día de Pentecostés, por obra del Espíritu Santo, los Apóstoles se transformarán en segadores de la siembra de Cristo. “El segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador” (Jn 4, 36). Y, en verdad, ya el día de Pentecostés, tras el primer discurso de Pedro, la mies se manifiesta abundante porque se convirtieron “cerca de tres mil personas” (Hch 2, 41) de forma que eso constituyó motivo de una alegría común: la alegría de los apóstoles y de su Maestro, el divino Sembrador.


Jesucristo:
1. Hijo, conviene que lo des todo por el todo; y no ser nada de ti mismo. Sabe que amor propio te daña más que ninguna cosa del mundo. Según fuere el amor y afición que tienes a las cosas, estarás más o menos ligado a ellas. Si tu amor fuere puro, sencillo y bien ordenado, no serás esclavo de ninguna. No codicies lo que no te conviene tener. No quieras tener cosa que te pueda impedir y quitar la libertad interior. Es de admirar que no te entregues a Mí de lo íntimo del corazón, con todo lo que puedes tener o desear.
2. ¿Por qué te consumes con vana tristeza? ¿Por qué te fatigas con superfluos cuidados? Está a mi voluntad, y no sentirás daño alguno. Si buscas esto o aquello, y quisieres estar aquí o allí por tu provecho, y propia voluntad, nunca tendrás quietud, ni estarás libre de cuidados; porque en todas hay alguna falta, y en cada lugar habrá quien te ofenda.

3. Y así, no cualquier cosa alcanzada o multiplicada exteriormente aprovecha; sino más bien la despreciada y desarraigada del corazón. No entiendas eso solamente de las posesiones y de las riquezas; sino también de la ambición de la honra, y deseo de vanas alabanzas, todo lo cual pasa con el mundo. Importa poco el lugar, si falta el fervor del espíritu; ni durará mucho la paz buscada por de fuera, si falta el verdadero fundamento de la disposición del corazón; quiero decir, si no estuvieses en Mí, puedes mudarte, pero no mejorarte. Porque en llegando y agradando la ocasión, hallarás lo mismo que huías, y más. Oración para pedir la limpieza de corazón, y la Sabiduría celestial.

El Alma:
4. Confírmame, Señor, en la gracia del Espíritu Santo. Dame esfuerzo para fortalecerme en mi interior, y desocupar mi corazón de toda inútil solicitud y congoja, y para que no me lleven tras sí, tan varios deseos por cualquier cosa vil o preciosa; sino que las mire todas como pasajeras, y a mí mismo como que he de pasar con ellas. Porque nada hay permanente debajo del sol, adonde todo es vanidad y aflicción de espíritu. ¡Oh! ¡Cuán sabio es el que así piensa!

5. Dame, Señor, sabiduría celestial, para que aprenda a buscarte y hallarte sobre todas las cosas, gustarte y amarte sobre todas y entender lo demás como es, según el orden de tu sabiduría. Dame prudencia para desviarme del lisonjero, y sufrir con paciencia el adversario. Porque esta es muy gran sabiduría, no moverse a todo viento de palabras, ni tampoco dar oídos a la engañosa sirena, pues así se anda con seguridad el camino del cielo.
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“Alegraos en el Señor siempre; lo repito: alegraos. Que vuestra bondad sea notoria a todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna, sino más bien en toda oración y plegaria presentad al Señor vuestras necesidades con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, considerad lo que hay de verdadero, de noble, de buena fama, de virtuoso, de laudable; practicad lo que habéis aprendido y recibido, lo que habéis oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con vosotros.” San Pablo en su carta a los Filipenses 4, 4-9vs.
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¡Que tu conducta nunca de motivos de injustificada inquietud a la creación, de la que tú eres el rey!
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Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: ganados, reptiles y bestias salvajes según su especie». Y así fue. Dios hizo las bestias de la tierra, los ganados y los reptiles campestres, cada uno según su especie. Vio Dios que esto estaba bien. Gen. 1, 24-25
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“Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones” Biblia. Evangelio según San Lucas Cap.1º vs. 48. La Iglesia, hace XXI siglos fundada por Tu Hijo, te alaba, ¡Oh Madre plena de dicha y felicidad!
Gracias de la visita

VERITAS OMNIA VINCIT
LAUS TIBI CHRISTI.
Debido a la existencia de páginas excelentes sobre apologética y formación, lo que se pretende desde aquí es contribuir muy modestamente y sumarse a los que ya se interesan por el Evangelio de Cristo de manera mucho más eficaz.

Compendio del Catecismo de la Iglesia católicaLa fe de los sencillos - Una síntesis fiel y segura del Catecismo de la Iglesia católica. Contiene, de modo conciso, todos los elementos esenciales y fundamentales de la fe de la Iglesia. 2005. ¡No falte en el bolsillo de cada cristiano para aprenderlo!
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Vicente BALAGUER, Doctor en Teología y en Filología, profesor de Sagrada Escritura en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Imparte habitualmente cursos sobre los Evangelios y sobre la interpretación de la Biblia. Editorial Eunsa – Astrolabio/Religión -

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Autor: Carlos Granados-Agustín Jiménez (eds.)- Editorial: Ediciones Encuentro


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