martes, 3 de abril de 2012

LA RIQUEZA DE LA IGLESIA


LA RIQUEZA DE LA IGLESIA

                            



Por: José Manuel Raccamarich Molina y Manuel Mondragón Lechuga

Parafraseando una canción de Alex Lora, roquero mexicano: “Mientras los niños en las calle se mueren de desnutrición, el Vaticano parece las minas del Rey Salomón  o bien la canción, de Ricardo Arjona que dice: “Jesús es más que un templo de lujo con tendencia barroca. Él sabe que total a la larga esto no es más que roca... “ Protestantes, y “católicos despistados” se atreven acaloradamente criticar a la Iglesia Católica por lo que llaman “las riquezas que esconden el Papa, los obispos y sacerdotes en cuentas bancarias y en el mismo Vaticano”. ¡Un verdadero Mito!

Algo que inclusive nos lleva a reflexionar sobre ¿Cuáles son en realidad nuestras riquezas en el mundo? Y sobre ¿Cuál ha sido la labor de nosotros como Iglesia durante estos 20 siglos de existencia?, acaso ¿nos hemos dejado llevar por supuestos “lujos”, hemos caído en cuestiones anti bíblicas ó es que nos hemos alejado de lo que Dios quiere en realidad?

Esta crítica antigua, donde astutamente los enemigos de la Iglesia dan un fuerte golpe por el lado de la economía, critican la suntuosidad de catedrales, santuarios y basílicas; diciendo que esas “riquezas” deben ser vendidas y entregada a los pobres cosa que los pone en un gran dilema pues ellos deben ser los primeros en practicarlo y veremos mas adelante que eso no sucede precisamente con las grandes fortunas protestantes.

Y todo esto en razón de la pobreza de Jesús. ¿Pero el Dios de los Cristianos era pobre?

LAS RIQUEZAS EN LOS TEMPLOS
Es común escuchar de nuestros propios Hermanos en la fe que nuestros templos son “demasiado lujosos, ostentosos y exagerados” debido a que en ciertos templos se encuentra mucha presencia de Oro, un material que para nuestro mundo es considerado uno de los mejores, siendo este hermoso y costoso.

A su vez las imágenes de la Santísima Virgen María generalmente se les adorna con piedras preciosas y semipreciosas, los instrumentos que se utilizan en el altar como los candelabros, patenas, cáliz etc. son hechos de oro puro que a simple vista se pudiese conocer el costo que tienen.

A pesar de ser cierto todo esto, debemos comprender primeramente distintos factores para no dejar que los ojos del mundo nos envuelvan en cosas realmente innecesarias.

Primeramente hablemos de cómo en el Antiguo Testamento se nos demuestran diferentes ejemplos de los templos edificados a Yahvé y como Él mismo manda a hacer instrumentos con cierta clase de Materiales costosos.

Ex 25, 1-7. Yahvé habló así a Moisés: Di a los israelitas que me reserven ofrendas. Me reservarán la ofrenda de todo el que la ofrezca de corazón. Éstas son las ofrendas que reservarán: oro, plata y bronce; púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino y pelo de cabra; aceite para el alumbrado, aromas para el óleo de la unción y para el incienso aromático; piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral

Claramente vemos al mismo Dios pidiéndole a Moisés que le comunique al pueblo como deben ser las ofrendas que se reserven para Él, vemos como pide “oro, plata y bronce” materiales de los cuales surgen muchísimos cuestionamientos hacia los templos católicos. Pero sigamos observando como Dios le da instrucciones sobre como va a ser la Morada y el Mobiliario que se utilizará en el Santuario que pide:

Ex 25, 10-12harás un arca de madera de acacia de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho y codo y medio de alto. La revestirás de oro puro; por dentro y por fuera la revestirás; y además pondrás en su derredor una moldura de oro. Fundirás para ella cuatro anillas de oro, que pondrás en sus cuatro pies, dos anillas a un costado, y dos anillas al otro…

Acá se nos está hablando de cómo va a ser el Arca de la Alianza, como vemos le da especificaciones de qué materiales deben usar para su construcción así como le da medidas especificas, nos habla de madera de acacia y de oro puro, el mismo Dios que ama a los pobres y que nos ama a cada uno de nosotros con un amor muchas veces incomprendido por razones humanas como lo es esta.

Inclusive, Dios mismo manda a hacer imágenes de oro.

Ex 25, 18-22… Harás, además, dos querubines de oro macizo; los harás en los dos extremos del propiciatorio: haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro…

Claramente vemos dos imágenes mandadas a hacer de oro puro, sobre el propiciatorio, y Dios mismo dice que se encontrará con Moisés allí, en medio de los dos querubines colocados sobre el arca del Testimonio.

Acá podemos observar que a pesar de ser imágenes son representaciones de querubines en donde el mismo Dios se presentará a hablar con Moisés y le comunicará todo lo que haya de ordenarle a los israelitas y sinceramente se puede notar que pide que para su presencia se haga lo Mejor.

Ahora bien ¿Qué sucede con los candelabros, altares, cortinajes etc.? He aquí algunos ejemplos del antiguo testamento.

Mesa de los panes de la Presencia:

Ex 25, 23-25… harás una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, uno de ancho, y codo y medio de alto. La revestirás de oro puro y le pondrás alrededor una moldura de oro. Harás también en torno de ella un reborde de un palmo de ancho, con una moldura de oro alrededor del mismo.

Candelabros:

Ex 25, 31… Harás también un candelabro de oro puro. Harás de oro macizo el candelabro, su pie y su tallo. Sus cálices –corolas y flores- formarán un cuerpo con él.

Cortinajes:

Ex 26, 1… harás la Morada con diez tapices, de lino fino torzal, de púrpura violeta y escarlata y de carmesí; bordarás en ellos unos querubines…

Riquezas en Ornamentos Sacerdotales:

Y bien, hemos visto como el Templo, las ofrendas, el mobiliario y el Arca de la alianza la manda a construir Dios con medidas y materiales precisos. Sin embargo no hemos hablado sobre los ornamentos sacerdotales, que muchos critican por ser costosos y lujosos, pero esta tradición viene desde el antiguo testamento, Dios quiere para sus servidores en el culto, la mayor elegancia para que le den majestad y esplendor al mismo Dios.

Ex 28, 2-5 Harás para Aarón, tu hermano, vestiduras sagradas, que le den majestad y esplendor. Hablarás tú con todos los artesanos hábiles a quienes he llenado de espíritu de sabiduría; ellos harán las vestiduras de Aarón para que sea consagrado sacerdote mío. Harán las vestiduras siguientes: un pectoral, un efod, un manto, una túnica bordada, una tiara y una faja. Harán, pues, a tu hermano Aarón y a sus hijos vestiduras sagradas para que ejerzan mi sacerdocio. Tomarán para ello oro, púrpura violeta y escarlata, carmesí y lino fino.

Ciertamente vemos como no es un error el uso de vestiduras sagradas para los sacerdotes de Dios, tampoco es un crimen usar dichas vestiduras que le den al sacerdote majestad y esplendor pues es el instrumento de Dios en la tierra que guiará a su rebaño.

LA VERDADERA POBREZA

Toda esta critica hacia nuestros templos, sacerdotes, pertenencias etc. Viene fundamentada en argumentos como “no ayudan a los pobres”, “Jesús vivió como pobre, ¿porqué ustedes predican lo contrario?”, “La gente muere de hambre y nosotros preferimos darle los objetos consagrados a Dios a vendedores y coleccionistas a fin de acabar con la pobreza”.

Todos estos argumentos radican en la pobreza, algo que sin duda nos afecta a todos inclusive al rico que no se preocupa por los demás seres humanos pues si en realidad no le afectara al mirar la pobreza no se alejaría rápidamente para hacerse el ciego.

La verdadera Pobreza se vive dentro de nuestro corazón y dentro de nuestra propia mentalidad, podremos tener lujos, oro, autos lujosos, casas, dinero en cantidades, acciones de empresas, etc. Sin embargo la pobreza realmente no significa carecer de todo esto sino que radica en la pobreza de bondad, de humildad y se centra en el egoísmo, en el odio, e incluso en el acostumbrarse a las situaciones y en no querer superar las adversidades.

Jesucristo nos dice claramente “Porque pobres tendrán siempre con ustedes….” (Mt 26, 11)

Así que ya es un hecho que estamos destinados a vivir con los pobres, no solo los carentes de dinero u objetos sino también los pobres de corazón, en mi vida laboral con el prójimo necesitado he podido observar realidades que no se observan a través de internet ni leyendo ni observando imágenes sino viviéndolas personalmente, es solo de esta forma como realmente podremos darnos cuenta sobre la necesidad real de nuestros Hermanos ¿Cómo es posible que siendo de la misma raza nos destruyamos constantemente?. No es necesario trabajar con los necesitados para darnos cuenta que cada día el ser Humano destruye a su propia raza por el dios dinero, poder y placer.

Los niños son los que realmente se ven afectados en este campo, niños en la calle sin escuela donde estudiar, sin futuro concreto pues sin estudios es muy difícil que el futuro venidero de ese pequeño sea favorable. Niños con hambre, faltos de cariño, de amor y sobre todo de calor humano.

Somos tantos y somos tan pocos los que trabajamos por las personas necesitadas y los que trabajamos en esto nos encontramos a tantas personas en labores sociales que realmente no lo hacen por amor sino por rutina, costumbre e incluso por hobbie. Para un pobre de materiales y beneficios es fácil notar cuando alguien realmente ayuda por amor y cuando lo hace bajo el eslogan de “en esto Trabajo”.

El niño al nacer lo primero que debe recibir es amor, inclusive antes de nacer el ser humano en formación se forma completo en el vientre de su madre por completo gracias al amor de su familia entera, es vital todos estos sentimientos que le son transmitidos a esta criatura sin importar las adversidades de la familia un niño feliz vale más que todo el dinero que pueda tener un rico sin corazón.

La verdadera Caridad hacia ellos no debe ser nunca de lastima sino de compasión, cada ser Humano merece respeto, comprensión y merece nuestra mano amiga ayudándole en sus necesidades pues a pesar de que algunos tengamos más posibilidades que otros no siempre lo que tenemos es eterno y en menos de unos años podemos llegar por nuestro propio egocentrismo ó mala planificación a caer en lo que tanto repudia el mundo “en los pobres”.

La problemática de la Pobreza no se resuelve vendiendo ornamentos de sacerdotes, templos, mobiliarios etc. Pues realmente nuestra Iglesia Católica Apostólica y Romana no es millonaria en dinero y lingotes de oro como muchos afirman, esto no es más que un mito que resuena en el corazón de personas que están acostumbradas a visualizar lo externo y no lo interno.

No pueden ver lo que no pueden sentir y no pueden sentir lo que no pueden ver” parte de la pobreza económica se resuelve trabajando con las comunidades, del mismo modo que trabaja la Santísima Trinidad como una comunidad de Amor no de ver “quien es más que quien”, se resuelve creando conciencia en cada uno de nosotros, ayudando cada vez que se pueda y cuanto se pueda y lo que no se pueda también debe tratarse de dar así sea buscando la ayuda de alguien que si tenga la posibilidad de lo que yo no puedo dar.

Nuestra misión en el mundo se resume a “cambiar el mundo” pero no a cambiarlo en construir civilizaciones, derrochar dinero en construcciones inmensas como centros comerciales lujosos, etc. Sino en cambiar el mundo oscuro en el mundo luminoso, un mundo luminoso debe comenzarse a hacer a través de nuestras acciones no de nuestras palabras, pues bien dicen que “el que mucho habla poco hace” nuestras acciones son las que en realidad cambian las cosas, son las que en realidad esperan de nosotros los pobres, los ancianos sin familia, los enfermos y los rechazados.

Son estas almas quienes nos llevan verdaderamente a contemplar a Cristo, Jesús presentándosenos de esta forma nos trata de decir a gritos y con mucho dolor “conversión” que fácil sería si cada uno de nosotros apoyáramos a alguien necesitado en sus necesidades monetarias, de higiene y sobre todo de amor y calor humano.

LA POBREZA DE JESÚS.

Aunque la respuesta aparentemente es sí, pues el Señor viene a una familia pobre, nace en un establo, declara no tener dónde descansar e incluso San Pablo nos habla de esa pobreza del Señor a la que debemos aspirar. Sorprenderá a muchos que Jesús no era propiamente dicho pobre, él como Dios es inmensamente rico y como hombre: Jesús pagó el precio en la cruz para que seamos como Él, prósperos, Jesús se hizo pobre para poder hacernos personas prósperas  (2 Cor 8,9; Fil 2,5-7), pero el cristiano debe aspirar primero a las cosas de arriba (ser como Jesús), lo demás vendrá por añadidura.



En las profecías mesiánicas  la redención se conecta con la salvación, la sanidad, y la prosperidad con la obra del Calvario (Is 53,4-6.10)

Es cierto, Jesús nació en un lugar pobre, para humillar a los ricos, que lo esperaban como un Rey en la opulencia,  pero no fue siempre así: Jesús fue una persona próspera; recordemos que los Reyes del Oriente le trajeron presentes valiosos; recuerden que los regalos fueron sacados de sus bolsas de tesoros: el oro, el incienso y la mirra eran objetos muy valiosos en su época (Mt 2,11) y eso fue lo que Jesús recibió. En realidad, Dios estaba proveyendo el dinero que iban a necesitar durante su huida a Egipto, debido a la persecución de Héroes.

Durante su vida pública nuestro amado Jesús tenía muchos adeptos a los que llamaremos “socios en su ministerio” que suplían para sus necesidades; aquí vemos que San Lucas nombra a algunas mujeres; y dice que había muchas más; que aportaban de sus bienes (Lc 8,1-3), por tanto el dinero no es malo si se obtiene de manera honesta y se utiliza para agradar a Dios.

Jesús no estuvo mendingando, ni prohibió ciertas comodidades. En su ministerio terrenal, Jesús demostró una y otra vez que los recursos necesarios estaban a su disposición (Jn 12,1-8 ; Jn 13, 27-29);

¿Jesús no tenía casa donde vivir? (Lc 9,51-58). Leyendo este pasaje en contexto podemos ver lo que Jesús realmente dijo algo así como: "En este momento de mi vida, estoy siguiendo mi camino para cumplir mi misión. No me estoy estableciendo aquí en la tierra, sino estoy en camino para ir al cielo." Así debemos ser primeramente los que lo seguimos no aferrarnos a dónde reclinar nuestra cabeza; sino más bien en cómo será la casa que tendremos en el Cielo y esa se construye todos los días con nuestra fe y las obras de amor.

Hay varios versos que demuestran que Jesús tuvo una casa, aunque haya sido temporal (Mt 4,12-13, Mc 2,1, Jn 1,35-40)

Jesús, no era del todo pobre, utilizaba su poder sobrenatural para satisfacer sus necesidades y las de otros (Mt  17,24-27; Mt  14,13-21; 15, 32-38); porque para eso son los bienes, para remediar los “males”.

Los discípulos de Jesús testificaron que cuando fueron enviados no les faltó nada. Es decir cuando fueron enviados con una misión: todas sus necesidades fueron suplidas. Es decir, Jesús suplió quizá sobrenaturalmente las cosas que necesitaron sus discípulos (Lc 22,35). Jesús no los envió a la pobreza, los envió al servicio.

Cuando Jesús entra a Jerusalén, lo hace en un asno (Mt 21, 1-7), como si en nuestros tiempos fuera un flamante automóvil. Y el Viernes Santo  Jesús es despojado de un manto fino, ropa que era tan fina que los soldados romanos echaron suertes por ellas (Jn 19, 23-24) y con ello se cumplieron las profecías.

¿Entonces Jesús se contradice? No, Él nos enseña es a no apegarnos al dinero, no colocar nuestro corazón en las riquezas, sino sólo a Dios, quién hace prosperar. A fijarnos más en los bienes de arriba que en los de este mundo. ¡Pero Él no nos quiere pobres!

Jesús en la anécdota con el Joven rico (Mc 10,17-22) le pide entregar todos sus bienes a los pobres, pero éste  aferró a su dinero. Y cuando Jesús le dijo que diera; él se fue afligido porque tenía muchas posesiones, no quiso compartirlas, por eso Jesús dice esta sabía frase a sus discípulos mirando a su alrededor “¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas.” (Mc 10,23)

Él no dijo “imposible”, sino “difícilmente”. Los discípulos se asombraron de sus palabra; pero Jesús volvió a decirles “¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que confian en las riquezas. Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.” (Mc 10,24-25)

Esta es la clave, ese joven tenía su confianza en las riquezas. El confiar en otra cosa que no sea Dios eso sí ya es un peligro.

Hay un peligro en manejar un automóvil. Muy seguido veo las luces de las ambulancias, de la grúa y las patrullas de tránsito porque hay muchos accidentes, donde mueren muchas personas; pero no por ello voy a dejar de manejar; hay que manejar con cuidado, hay riesgo en cruzar la calle, en abordar un avión y hasta en tu misma casa; pero yo no dejo de hacer esas cosas sólo porque hay peligro.

Jesús por ello nos invita “No quieran amontonar tesoros en la tierra, donde el hollín y la polilla los consumen y donde los ladrones los desentierran y roban; atesoren en cambio bienes en el cielo, donde no hay hollín, ni la polilla los consume, ni tampoco ladrones que los descubran y los roben. Porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón” (Mt  6, 19-21)

Me asombran algunos que  piensan que el Señor y por ende los cristianos católicos debemos estar en pobreza extrema; en este sentido, se interpreta la pobreza como indigencia, como falta de bienes necesarios para el sustento. En esta acepción la pobreza extrema se llama miseria.

En este sentido dice san Ambrosio que "no toda pobreza es santa, ni todas las riquezas son pecaminosas" (Catena Aurea, Vol. I, 341)

La riqueza o "el dinero"-, no es moralmente buena ni mala. La moralidad depende del modo en que se use esa riqueza. "El dinero" puede emplearse en el lujo, en el despilfarro y en la violencia, o en la promoción de la salud, de la solidaridad o la educación.

San Pablo nos dice: "A los ricos de este mundo encárgales que no sean altivos ni pongan su confianza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, que abundantemente nos provee de todo para que lo disfrutemos" (1 Tim 6,17).

JESÚS QUIERE DESPRENDIDOS, NO POBRES.

Jesús nos enseña a vivir en la pobreza (principalmente de corazón) y a ser siempre desprendidos. Cristo nació en la pobreza de Belén, y nos dio testimonio de desprendimiento con su vida y con su muerte en la Cruz: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Pues quien quisiera salvar su vida, la perderá; mas quien perdiere su vida por amor de mí, la encontrará. Porque ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?"

Jesucristo no condena los bienes materiales. Alaba a los "pobres de espíritu" y enseña a no poner el corazón en las riquezas. Jesús llamó bienaventurados a los pobres y desprendidos. “Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres, porque suyo es el Reino de Dios”. (Lc, 20)

Nos dice el Catecismo de la Iglesia  en su numeral 2544: Jesús exhorta a sus discípulos a preferirle a todo y a todos y les propone "renunciar a todos sus bienes" (Lc 14,33) por él y por el Evangelio (cf Mc 8,35). Poco antes de su Pasión les mostró como ejemplo la pobre viuda de Jerusalén que, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir (cf Lc 21,4).

Cristo enseñó a todos: sacerdotes, consagrados, laicos, a vivir un deprendimiento radical “las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza” Mt 8,20) en medio de las circunstancias normales de su vida.

Para una persona que vive en medio del mundo la pobreza no le debe llevar a rechazar por principio todos los bienes nobles del mundo, sino a usarlos con prudencia, sin apegarse a ellos, viviendo desprendido, con espíritu de caridad, sobriedad y moderación.

Se trata de vivir sobriamente siempre, sin excesos, en los momentos ordinarios y en los extraordinarios, como puede ser un acontecimiento social (una fiesta, una boda, etc.), siguiendo el ejemplo de Cristo en las bodas de Caná (Jn 2,2-11) donde realizó el primer milagro.

La pobreza no significa ausencia de detalles o descuido por lo material. Cristo le reprendió a su anfitrión en una casa donde le invitaron por no haber tenido con él los detalles de educación y delicadeza de aquel tiempo como el agua para lavarse los pies, el beso de la paz, el aceite para ungirse, etc. (Lc 7,36-45).

La sobriedad lleva a vivir templadamente en la vida cotidiana: Cristo asistía a las comidas cuando le invitaban sus amigos, como Zaqueo (Lc 19,1-10) aunque los fariseos se escandalizasen falsamente y le llamasen sólo por eso glotón y bebedor (Mt 11, 16-19)

LA LABOR DE LA IGLESIA CON LOS POBRES




Muchas personas afirman “La Iglesia Católica no ayuda a los pobres”, realmente esto es falso y una mentira impresionante que transcurre entre una sociedad resentida por la labor inmensa que hacemos cada uno de los miembros de la Iglesia injertados al Cuerpo Místico de Jesucristo. Es de ignorancia dicho argumento pues durante más de 2000 años hemos estado en apoyo al más necesitado sin embargo estar con el más necesitado no quiere decir que vamos a excluir al que tiene más posibilidades que otro, siempre y cuando este que tiene más posibilidades pueda tener un corazón de amor y no de piedra no hay ningún problema la riqueza que este pueda tener pues su mismo corazón amoroso le permitirá ver a través de Jesús la ayuda que necesitan ciertas personas.

Ser rico no es malo, siempre y cuando no se sea rico para sí mismo” vemos claramente como la mujer más influyente en el mundo de la caridad trabajó día y noche por los “más pobres de entre los pobres” siendo así la Beata Madre Teresa de Calcuta una luz entre tanta tiniebla que se situaba sobre la India, las necesidades allí son mas grandes que las que a mi corta edad he podido observar entre los necesitados y la labor que esta gran mujer llevo a cabo fue impresionante y milagrosa.

Acercándose a leprosos, como nuestro señor Jesucristo haciendo cuanto podía a pesar de no tener muchos recursos teniendo un interesante comienzo en esta labor demostró al mundo entero que esa gota en el mar cambiaba enormemente la realidad de muchos, no tuvo problema con religiones ni nacionalidades distintas a la suya pues ella lo único que sabia es que esa persona que necesitaba su ayuda era claramente imagen y semejanza de Dios, era el mismo Jesús pidiéndole su ayuda y su compasión.

Sin embargo la Beata Madre Teresa de Calcuta es una de las tantas personas que se preocuparon y vieron en realidad lo que el mundo de hoy necesita, ese cambio esa bondad y esa misión que solo unos pocos aceptan.

Encontramos también dentro de nuestra larga lista de Santos y de miembros de la Iglesia a San Francisco Javier nombrado por el Papa Pio X “Patrono oficial de las misiones extranjeras y de todas las obras relacionadas con la propagación de la fe”  quien vivió recorriendo grandes distancias solamente con un libro de oraciones como equipaje, enseñando, atendiendo enfermos y obrando curaciones admirables, parece realmente cuando se observa su vida que no sentía cansancio pues hacia todo por los seres humanos que necesitasen algo que el pudiera dar bien sea una curación, una enseñanza o inclusive una oración.

HABLEMOS DE NÚMEROS RESPECTO A LAS CRÍTICAS

La Iglesia Católica alrededor del mundo cuenta con alrededor de poco más de 1000 millones de fieles, y con esto los ingenuos se ponen a pensar que si todos los católicos diéramos al menos un dólar Estadounidense a la Iglesia al año, la Iglesia recaudaría 1000 millones de dólares al año, esto es una cifra totalmente en desacuerdo con la verdad, la realidad es que el Vaticano recauda más al año, pero desde los años 70 viene arrastrando un déficit en sus cuentas, es decir, que es más lo que sale del Vaticano que lo que entra.

Esto lo puedes corroborar tan solo buscando notas en los periódicos o el internet sobre “finanzas del Vaticano”.

Pero ¿por qué es más lo que sale del vaticano que lo que entra? ¿Acaso el papa gasta mucho en lujos, ropas, va mucho al fashion Mall a gastar? ¿A dónde va todo ese dinero que ha dejado al vaticano en número rojos?

Por si no te has enterado, actualmente el vaticano tiene algo así como 112 instituciones alrededor del mundo (entre hermanas de la Caridad, hospitales, orfanatos, asilos, leprosarios, centros de investigación científica, etc.) que en total forman 123 mil edificios, centros o campus en todo el mundo, teniendo mayor presencia en el continente Americano, en donde se da asistencia totalmente gratuita millones de personas de escasos recursos, sin importar su religión o su raza. Con tan solo imaginar los dispensarios de medicina gratuita que se sostienen del vaticano, nos ponemos a pensar en una cifra enorme de dinero, pues ahora enfermarse es bastante caro y el Vaticano literalmente regala medicina a enfermos de sida, de cáncer, o de cualquier otra enfermedad.

Pero la mayoría de la gente se pone a ver al papa y piensa cuánto dinero poseerá ese señor que vive en la opulencia. Pero si supieran como vive el papa no dirían eso, ya que vive en un departamento de 6 x 15 dentro del Vaticano, donde tiene un ropero, una cama tamaño matrimonial, un piano, un pupitre y un librero, si eso es vivir en la opulencia, no nos queda más que bendecir a los verdaderos criticones que viven como San Juan el Bautista (Mc 1,6). Si el papa fuera verdaderamente rico, la revista Forbes ya hubiese publicado su fortuna.

Pero ¿y qué decir de los viajes del Papa? Estos viajes son netamente pastorales, y no comerciales ni turísticos, el papa viaja en avión rentado, ya que no tiene avión o jet privado, pero muchos en verdad quisieran ver a papa viajando en burro, aludiendo claramente a Jesús, esto no es más que evidenciar envidia de quien lo dice, pero definitivamente si Jesús hubiese tenido el recurso de viajar en avión, lo haría, ya que si lo hiciese en estos tiempos en burro, se delataría como un falso penitente e hipócrita.

La basílica del Vaticano es en realidad hasta hoy el recinto más importante y grande de toda la cristiandad, este edificio se edificó con limosnas y ofrendas en el siglo XVI, pero desde hace años pasó a ser propiedad de la UNESCO, que obviamente deja a la Iglesia de Roma como custodia del recinto patrimonio de la humanidad y principalmente de los cristianos. Así que el gran y repetitivo argumento de que “el papa tenía que vender el Vaticano y donar el dinero a los pobres” es un argumento que resulta ignorar la realidad por completo.

¿Quién no ha odio hablar de las hermanas de la caridad? Estas hermanas misioneras sostenidas directamente del vaticano y de sus colectas, cuidan en todo el mundo a niños, viejitos, enfermos de sida, lepra, etc. sin recibir un solo peso a cambio. Su sustento asciende a muchísimo dinero al año que el Vaticano desenfunda sin decir una sola palabra de molestia.




Cada año se recolecta el óbolo de San Pedro, en todo el mundo, este dinero que se junta en todas las diócesis va directamente a las manos del papa (por así decirlo, no te imagines al Papa nadando en dinero y aventando billetes y monedad para arriba), y el Papa ese dinero lo destina a una urgencia, como casi todos los años se destina a las hambrunas de África.

LA VERDADERA RIQUEZA DE LA IGLESIA CATÓLICA:

Los distintos modos de ayudar al necesitado se ven reflejados en la vida de cada una de las personas que diariamente se preocupan por las necesidades de los seres Humanos, realmente la vida no vale la pena gastarla en lujos beneficiosos sabiendo que al otro lado de la pared ó incluso a menos de 2 calles tenemos a alguien que realmente necesita de nuestro apoyo, como Iglesia Católica hemos hecho muchísimas cosas a lo largo de estos 2000 años en distintos países es innumerable la lista de cosas que se han logrado hacer por el bien y el beneficio de los más pobres sin embargo no todos lo consideran de este modo y a ellos debo responderles como ya les ha respondido el Diacono Lorenzo cuando el Emperador Vespasiano le pidió que le entregará todas las riquezas de la Iglesia.

El Diacono Lorenzo se presentó con todos los que de alguna manera estaban desamparados por la sociedad de Roma como ancianos, tullidos, enfermos, huérfanos etc. y le dijo “estos son los tesoros de la Iglesia de Roma”, Lorenzo pagó con su vida ya que al emperador le pareció una broma, y sin embargo no bastó, pues hoy en día todavía nos siguen exigiendo ciertas personas las “Riquezas y tesoros” que solo los ven en sus sueños, personas que son llamadas “creyentes” (de nombre) y que afirman fuertemente vender todo lo que es consagrado a Dios para ayudar a los más necesitados, una intención oscura y malévola oculta tras la bandera de la Caridad siendo esta una forma de apartar lo que Dios quiere se le ofrezca a él para ellos sentirse menos culpables de su falta de amor al prójimo, mi pregunta hacia ellos es ¿Qué hacen ustedes por el necesitado?, ¿a cuantos han ayudado?, ¿de que forma lo hacen? Y ¿cuanto de su dinero han gastado para el sustento de los más necesitados?, acaso piensan que con dos monedas ¿puede alguien solucionarle los problemas económicos a millones de personas?

¿Dónde se encuentran ahora los críticos exigiéndole a las demás denominaciones Cristianas que aporten algo a los necesitados? ¿Y las demás religiones? ¿Y los grupos sectarios? ¿Y los políticos?

Es que acaso ¿este es un problema de la Iglesia Católica Apostólica y Romana solamente? Ó ¿es que cuando hacen un acto de caridad las demás religiones ó sectas de las mismas buscan es conversión en vez de Amor sin importar religión?

Es que ¿no saben que somos hechos a imagen y semejanza de Dios y que somos sus Criaturas e Hijos?

Las personas que juzgan y quieren dejar sin las cosas que le pertenecen a Dios a la Iglesia son como el mismo Judas Iscariote:

Jn 12, 1-8 “Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. Jesús dijo: Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre tendrán con ustedes; pero a mí no siempre me tendrán.

Entonces, realmente criticamos y armamos polémicas por los Pobres ó ¿es que realmente nuestro egoísmo nos llega a querer poseer lo que nuestros ojos humanos logran captar? ¡Cuántos tienen el Síndrome de Judas Iscariote y por ello critican la suntuosidad con la que honramos al Señor por ENVIDIA!

El vaticano y sus museos

Las estructuras que tiene el Vaticano, están claramente para el disfrute de todos tanto católicos como no católicos pues muchas personas de diferentes religiones van para hacer diferentes investigaciones bien sea en las bibliotecas ó en los museos que están para el disfrute de todos y cada uno de los que quieran observar como se ha conservado durante más de 2000 años la Historia de la Iglesia Católica, del mismo modo que en nuestros países tenemos museos, centros comerciales y teatros para nuestro disfrute de ese mismo modo es licito para nosotros como Iglesia conservar la tradición y la Historia.

Y si hemos tenido la oportunidad de conservar gran parte de la Historia durante más de 2000 años de existencia considero que es lícito que la Historia que se construya a partir de este momento será bienvenida para los seres humanos que vendrán en un futuro a esperar la venida de nuestro salvador.

Es ilógico pensar “que imagen tan costosa, vamos a venderla y demos a los pobres el dinero” una vez mas ¿pensamos como Judas? La sugerencia es realmente echa con el corazón ó ¿es echa con el egoísmo?

El dinero es lo que llama a todos sin embargo es lo que si no se sabe usar se puede llegar a perder la cabeza, el afán de poseer nos puede llevar a hacer, pensar y decir cosas que en realidad no van con las intenciones correctas sino con las intenciones desviadas por nuestro propio mal infundado por el odio de la sociedad prestigiosa que no tolera a los pobres y que quiere abortar a cuantos se pueda.

Del Vaticano se dicen muchas cosas...

Según algunos el Vaticano tiene más oro que el mismo Estado de Italia; el Vaticano juega al póker con enormes reservas financieras en Wallstreet en Estados Unidos, es el consorcio más importante de inmobiliarias, plástico, electrónica, acero, cemento, textiles, química, alimentos y construcción ¡Y hasta socio de los Mc Donald´s!; el Vaticano es el “mayor poseedor de inmuebles”; y por ofrecer títulos honorarios, bendiciones, indulgencias aumentan las arcas Vaticanas en cantidades exorbitantes. Y qué decir que la Iglesia tiene muchos esclavos de los que obtiene ganancia y sin dejar de mencionar los vínculos con el narcotráfico. ... ¿Y las pruebas?, puros dichos de viejas argüenderas, libros y revistas nada serios, donde los enemigos de la Iglesia atacan sin fundamento.

Ante estos ataques el católico  se queda pasmado, se siente defraudado con sus limosnas y diezmo anual y decide ver a la Iglesia Católica como una mafia y decide separase.  Y surge una pregunta ¿Sabrá, el pobre, cuánto se colecta y en qué se emplea el diezmo?... ¡Pues total, el católico no investigará y será presa fácil de ser llevado a su Secta, donde le obligarán con un par de citas bíblicas, un show bien armado de “gritos y sombrerazos” a regalar frecuentemente su diezmo, mismo que se convertirá en una jugosa entrada de ingresos para el Pastor!, una gran contradicción, y ese católico ignorante que se van por asuntos de dinero, será envuelto en la “iglesia nueva” entre campañas, donaciones, ofrendas, limosnas, cooperaciones, contribuciones, libros, discos, etc. ;  de una manera sigilosa por un astuto Pastor, cuya preparación; muchas de las veces; no es ni de la mitad de un sacerdote católico; pero eso sí con un “colmillo y manejo de psicología” impresionante.  ¡Qué contradicción!

Es cierto que ante la majestuosidad de las Catedrales, como Catedral de Burgos, la de Notre Dame en París; Basílicas como la de Guadalupe o sobre todo con la Basílica de San Pedro en Roma, se pensará en mucho dinero. Habrá quiénes dirán  ¿Cuánto costará tal Basílica?, ¡Si convencemos al párroco que venda mi templo parroquial nos sacaría de pobres!.. Pero “grande sorpresa” se llevarán algunos al saber que muchos templos, en la mayoría de los países no son propiedad de la Iglesia Católica sino del Estado. Y los que están en el Vaticano, son propiedad ¡de la humanidad! según organizaciones mundiales (como la UNESCO), que así lo han establecido...  Y que no se pueden vender. Simplemente la Ciudad del Vaticano si se vendiera, según los expertos, a cada pobre del mundo le tocaría treinta centavos de dólar americano, con eso no les damos ni un pan y se les diere a los de un continente no vivirían con ello más que sólo un mes. Y Además que pondríamos en manos de particulares verdaderas obras de arte, que por ende pertenecen a toda la Cristiandad. En la vida real ¿Quién se atrevería a vender aquél cuadro hermoso, que es herencia de generación en generación de la familia Materna, cuyo valor no es nominativo, sino estimativo?... ¡No me imagino la Capilla Sixtina en manos de un magnate hombre de negocios, que seguramente la utilizaría no precisamente para honrar a Dios! Perderíamos todo lo que hemos construido y no solo eso, haríamos que el millonario viviera en la soberbia por habernos comprado algo a nosotros los cristianos, daríamos lo sagrado a los perros. Y aunque donáramos ese dinero a los pobres como los envidiosos nos dicen, los pobres no se acabarían. Lamentablemente no conocemos a uno solo de esos que nos critican que haya vendido su casa y se quedara en la calle porque donó el dinero a unos pobres.

Ante esa constante sugerencia de vender templos y basílicas para dárselo a los pobres, recordemos que entre muchos hermanos separados existen magestuosos templos, basílicas, salones de culto para el Señor y algunos hasta rentan monumentales teatros para hacer ahí sus reuniones. ¿Eso no es suntuoso?

Nuestros templos no son el fruto del poder aplastante de la Iglesia, sino es el fruto de amor con el que un pueblo que sabe amar y adorar a Dios, que ha dignificado la casa donde está el Rey del Universo, en el sagrario, donde se reúne la esposa de ese cordero. Y cada templo católico es el reflejo del Maravilloso Templo de la Jerusalén Celestial que nos narra el Apocalipsis.

Es increíble que los protestantes nos critiquen cuando ellos son los que verdaderamente viven en la opulencia.

El pastor Bishop Jackes vive en una mansión de más de 2 millones de dólares, y esto obtenido solamente de sus más de 25 mil miembros de si Iglesia pentecostal. Cero hospitales, cero escuelas, cero ayuda comunitaria.




El pastor Edir Macedo, brasileño fundador de la Iglesia universal del reino de Dios, pare de Sufrir, recibe anualmente mil millones de dólares de todos sus negocios, digo, Iglesias. Cero hospitales, cero escuelas, 20 bolsas de despensa entregan a las comunidades pobres al mes, por cada Iglesia, algo verdaderamente de carcajada si contamos todo el dinero que les entra.




El pastor José Luis de Jesús Miranda, quien tiene una de las Iglesias con mayor tasa crecimiento en América Latina, tiene jet privado, vive en una mansión de Miami valuada en más de 2 millones de dólares. Cero Ayuda todo es para las arcas de la Iglesia.




El pastor Benny Hinn, un famoso tele evangelista gana anualmente 1 millón de dólares anuales, vive en California en una Mansión de 3.5 millones de dólares, se mueve en un jet privado hacia todos sus shows alrededor de la unión americana. Su caridad es nula.




Si hablamos de congregaciones, los Testigos de Jehová son como nosotros, luchan por conseguir edificar más salones del reino que para nosotros equivale a parroquias, con la gran diferencia que al momento de terminarla, la finca pasa a ser propiedad de la Wathc Tower Biblie & Society, central que administra a los Testigos de Jehová en todo el mundo, la ayuda de esta congregación en el mundo es nula, o más bien mutual, no ayudan si la gente no se convierte en Testigo de Jehová, o sea, se ayudan solo entre ellos, no a los pobres.




La congregación la Luz del mundo, que tiene su sede en Guadalajara México, cuenta con Iglesias alrededor de todo el mundo, su pastor Samuel Gonzalez, vive en Texas, donde posee una mansión tipo grecolatina. Su ayuda se remite al igual que los testigos de Jehová al proselitismo, tienen escuelas, y dan ayuda a los pobres, siempre y cuando se hagan de la Iglesia, ya que su ayuda se debe de retornar en el diezmo bruto obligatorio que todos los fieles deben paga, entonces, no hay ayuda, sino negocio.

Y no podemos dejar de mencionar a todas las Iglesias evangélicas y pentecostales, donde sus pastores reciben el diezmo obligatorio de los fieles, la ayuda que den o no den, que Dios se las juzgue.

Desde siempre el hombre, en muchas civilizaciones, comprendiendo su humildad ante Dios, ha honrado y expresado su fe con verdaderos monumentos arquitectónicos desde Luxor y Karnak del antiguo Egipto, hasta la catedral protestante de San Juan el Divino en Nueva York, pasando por los templos prodigiosos de Kyoto en Japón, o de Benares en la India.

Y como dijera el R. P. Pedro Herrasti, S. M.: “Todas las civilizaciones de la historia (Teotihuacán o Palenque, etc...) han adorado al Dios verdadero o a sus divinidades paganas con lo mejor de su arte y arquitectura. La fe católica no tendría por qué ser una excepción, sobre todo sabiendo como sabemos que Jesucristo permanece oculto pero muy realmente en el Santísimo Sacramento del Altar y que en cada Misa se renueva el Sacrificio del Calvario. ¡Nada es bastante para honrar a Dios!

Tal vez las pirámides de Egipto fueron construidas por cientos de miles de esclavos explotados por megalómanos faraones, pero los templos católicos han sido levantados por trabajadores normales, que han devengado su sueldo y en no pocas ocasiones han trabajado voluntariamente como ofrenda a nuestro Señor. La fe hace cosas así. Aquellas maravillosas catedrales góticas europeas fueron levantadas por generaciones de albañiles y talladores, que se pasaban de padres a hijos el oficio y el honor de estar colaborando en una bella obra digna de la Divinidad, mientras el costo de esas ingentes obras, corría a cargo de nobles y ricos, sin cuya colaboración hubiera sido imposible su realización.

Todos colaboraban sabiendo de antemano que ellos no verían el resultado de sus esfuerzos. Generaciones venideras de católicos gozarían de la belleza del templo y adorarían a Dios allí donde ellos ofrecieron su talento y su vida.

Ahora queremos todo instantáneo. Aquellos tuvieron fe en la eternidad de la Iglesia. Nuestra Catedral fue comenzada en el siglo 16 y no fue terminada sino hasta el 19. Nosotros podemos asistir a Misa en Chartres, San Pedro en Roma o en nuestra Catedral gracias a la fe y a la entrega de nuestros antepasados. El que carece de fe no puede comprender esto” (Folleto E.V.C. No. 635; 3a. Edición 2001;Sociedad E.V.C. México, D.F.)

Pero algunos replicarán “Pero Dios no quiere eso, Él no permitiría tanto lujo ante un pueblo tan pobre”. La respuesta es sencilla, el pueblo de Israel, un pueblo que peregrinaba en el desierto, con pobreza rotunda, alimentado por Dios, escuchó a Moisés a quien el Dios Verdadero le pide un santuario para nada modesto. Así lo establece Éxodo 25, 2ss y el capítulo 37... ¡No es que Dios sea injusto, sencillamente Él es Dueño de todo y nosotros sus administradores!

He visto que entre los detractores de la “suntuosidad” de los templos están personas cuyas casas parecen verdaderos palacios. A esas personas les recomiendo leer en la Biblia al Profeta Hageo.

Pues bien, nuestros “suntuosos templos” son joyas de arquitectónicas, si se cobrara la entrada a los turistas como se hace en el Templo Mayor azteca o en el Museo de Antropología! ¡Eso sí que sería negocio! La Iglesia Católica tiene abiertos sus templos, con todas sus obras de arte al alcance de todos los fieles (o simples turistas), porque son nuestros, de todos sin distinción. No son del clero. Hay en los templos alcancías, pero el que no quiere no deposita nada, ¡Y lo que cuesta el mantenimiento de un templo!

El Concilio Vaticano ll recordó la necesidad de cuidar la dignidad del culto a Dios: «la santa Madre Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes, buscó constantemente su noble servicio, principalmente para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran de verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales» (Const. Sacrosancti Concilium, 122).

Las riquezas de los ministros y uno que otro laico que ayuda por ahí

Muchos se escandalizan ante las “riquezas de los ministros”, pero como ya vimos ni necesariamete deben ser pobres y ni la riqueza es mala.

Cierto día se acercó a mi (Manuel Mondragón) una señora y me dijo; “El cura de mi pueblo tiene un gran rancho, automóvil y mucho dinero” (pensado que me iba a escandalizar)  Tomé mi Biblia, la abrí en la cita que a continuación enunciaré, que además es como la principal respuesta en este tema; y señalándola le exclamé: ¡Qué grandioso es Jesús, con esto que me acaba de contar me demostró que  siempre cumple lo que promete! Y comencé a leerle:

Mc 10,28-30… "Pedro comenzó a decirle:  -Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos, y te hemos seguido. Jesús respondió:  -Les aseguro que cualquiera que por mi causa y por aceptar el evangelio haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o terrenos, recibirá ahora en la vida presente cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones; y en la vida venidera recibirá la vida eterna. "

¿Lo leyó bien?, Jesús promete que quienes le sigan tendrán cien veces más en esta Vida... y en la vida venidera recibirá la vida eterna.  Y cada que alguien se atreve a criticar a un ministro por lo que posee, se cumplen las palabras de Jesús: “aunque con persecuciones. Lo que debe hacerte pensar que si tú estás persiguiendo, seguramente es porque no le estás siguiendo. ¡Así que tenga cuidado!

Y más de uno dirá: ¿y los votos de pobreza?... Pues permítanme recordarles que dicho voto sólo se realiza voluntariamente dentro de algunas congregaciones católicas especialmente de vida monástica o religiosa (como los franciscanos, clarisas,  dominicos, etc.)  es decir personitas que viven dentro de conventos y monasterios, cuyo carisma es la vida ascética, es decir desapegada de lo material, se privan de algunos bienes materiales para poder vivir aspirando a los bienes de arriba. ¡Y les ha dado resultado!, sin embargo estas benditas comunidades tienen un auto,  ropa limpia, quizá el edificio en el que habitan, etc.  Porque saben que Jesús no está en contra de las riquezas, sino de la esclavitud en la que podemos caer. Pero este voto ni es universal, es decir no todos los sacerdotes lo hacen, ni tampoco el hacerlo o no priva a las personas de ser auténticos discípulos del Señor.

No obstante la pobreza no es castigo. La Biblia reconoce la existencia de la pobreza, no como consecuencia de pecados ni de falta de fe, sino como un llamado a la solidaridad. Dios mismo se declara el Dios de los pobres, las viudas, los huérfanos y los forasteros. Uno de los grandes problemas del pensamiento bíblico es la prosperidad de los malos y la pobreza de los justos (Jr 12,1; Lam 1,1; cf Salmo 37,7; 73,3). La riqueza no es siempre premio de la fe y la santidad, ni la pobreza es siempre resultado de pecado o falta de fe.

Los profetas del Antiguo Testamento atribuyeron la pobreza no al pecado del pobre ni su falta de fe, sino a la injusticia de la sociedad. Al decir “siempre tendrán pobres con ustedes” (Mt 26,11; Mr 14,7; Jn 12,8), Jesús ni aprueba la pobreza ni culpa a los pobres. Está citando a Deuteronomio 15,11, que llama a los fieles a la constante solidaridad generosa con los necesitados  El mensaje central de la Biblia no es, ¡jamás!, cómo llegar algunos a ser ricos en medio de la miseria de otros, sino como actuar personal y socialmente para que todos vivan dignamente

Recapitulando: Jesús no les enseña a vivir en la miseria a sus discípulos, y él nos enseña magistralmente a vivir dignamente como Hijos de Dios, las supuestas riquezas de la Iglesia son especulaciones, las riquezas no son malas siempre y cuando se utilicen al servicio de los demás;  ni la pobreza es castigo, sino un llamado a la solidaridad, antes bien Jesús promete prosperidad para quienes le sigan...

Pero asegurar que todos los sacerdotes son ricos, es una afrenta a los misioneros  y muchos párrocos que viven con lo que dios les socorre; y por supuesto es  una reverenda calumnia .

Dicen algunos: pero los sacerdotes sí tienen mucho dinero. ¿Porque cobran por las misas?

Y afirman sagazmente: "La Iglesia debe ocuparse sólo de las cosas espirituales y no mezclarlas con temas de dinero". "Está mal hablar de dinero dentro de la misa". Ya que astutamente muchos nos presentan aquella cita bíblica donde Jesús dice lo que gratis recibieron denlo gratuitamente (Mt  6,24) para indicar que la Jerarquía no debe cobrar ni un solo peso. 

Aunque ciertamente el sacerdote es discípulo de Jesús, llamado a dejar todo por Jesús, por tanto ministro o servidor suyo y de la iglesia, el sacerdote católico, como muchos dirigentes religiosos o pastores protestantes es también un profesionista y un trabajador. Que a diferencia de los demás profesionistas él has sido llamado para trabajar en la viña del Señor, misma que está junto con la Iglesia que peregrina en la tierra y se consolidará en el Cielo. 

Y es un profesionista porque el Señor quiere que sus ministros no sean neófitos, por ello aunque eligió apóstoles de ocupaciones sencillas, los primeros cristianos buscaban entre ellos la continua preparación para administrar las cosas de arriba como las de abajo, por ello surge la profesionalización del sacerdocio. así, que, ruego queridos hermanos no se interprete con dicha palabra profesionista  que estoy rebajando la labor que hacen quienes cariñosamente sirven en el altar.

Por ello San Pablo dice en la S. Biblia “Los ministros del culto viven del culto. Los que sirven al altar participan del altar participan de lo que ofrece en el altar (1 Cor 9,13) Jesús dijo: “Todo obrero merece su salario” (Mt  10,10).

Y dicho precepto lo protege el artículo 23 la de Declaración Universal de los Derechos humanos establece que:

1. Toda persona (incluyendo a los sacerdotes por que son personas) tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.

2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.

3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.”

Y en el Antiguo Testamento se insiste mucho en que todo buen creyente dio siempre con abundancia para el sacerdote y el culto. Así por ejemplo: Abraham regaló al sacerdote Melquisedec la décima parte de lo que había obtenido (Gn 14,18-20)

Jesús al curar a los leprosos les manda “Ve al sacerdote y ofrécele la ofrenda que está ordenada  (Lc. 5,14)

En todas las religiones del mundo la gente creyente ha ofrecido siempre con generosidad sus ayudas económicas para el sacerdote y el culto y Dios ha venido demostrando con ayudas admirables lo mucho que premia a quien con generosidad para con sus ministros.

Así que quitémonos de la mente el Mito de que: "Las parroquias recaudan fortunas". La idea es que "nadan en la abundancia" porque "los fieles aportan enormes cantidades de dinero".  "A los curas les paga el sueldo el Estado"..., por lo tanto "no tienen problemas económicos". "Los curas son ricos".

El sacerdote no “vende la Misa”, porque la Misa es de valor infinito, y con ningún dinero del mundo se podría pagar. Pero la ceremonia en la que se confieren los Sacramentos sí tiene un costo que evidentemente debe pagar el que lo solicita.  Por ello el sacerdote recibe con dinero que le dan, para poder dedicarse de tiempo completo a las labores espirituales de su sacerdocio. 

En una Misa de Bodas, los dos Sacramentos: Eucaristía y Matrimonio, son absolutamente gratuitos. Pero el sacerdote oficiante es un profesionista que merece sus honorarios. ¿Cuánto gana un médico en una hora?, ¿Cuánto vale una hora de trabajo de un arquitecto o de un psicólogo?

Lo que percibe el ministro del Sacramento se llama "estipendio" por no llamarlo limosna o propina. Las misas que se pagan por intenciones no son más que una pequeña cantidad para sustentar los costos, no porque la misa tenga precio, ni todo el oro del mundo pueden pagar siquiera una elevación mayor, una lectura del evangelio o si quiera la bendición final. Por eso algunos templos son más caros que otros por el pago de una misa, por los costos de cada uno.

Pero además las bodas incluyen muchas cosas que hay que pagar honestamente: flores, cantores, alfombras, luz, empleados, trámites, limpieza, etc... El mantenimiento de un templo también exige cosas como impermeabilización, reparaciones, reformas, que deben salir de los usuarios. Eso es común en restaurantes, cines, teatros, hospitales, transportes, etc. En un restaurante por ejemplo, no tan solo estamos pagando el costo de los alimentos sino todo el servicio y el inmueble.

Y es curioso que las personas que critican amargamente por que han tenido que dar dinero al sacerdote por una Misa de un Funeral Solemne  o un entierro una vez por año o por vida esas mismas personas van a gastar diez veces más lo que invirtieron en el estipendio en capillas, carroza fúnebre,  café, cerveza, trago para los invitados a sus funerales y el mismo ataúd. Y por ello si no sienten ningún remordimiento.

O qué decir ante una gran celebración de Quince años, donde quisieran que la chica luzca como una princesita, perplejos a sus invitados han invertido miles en vestidos, salones, comida, bebida, chambelanes, automóvil o carroza, peinados de salón, recuerdos, adornos florales para la fiesta. Y les causa remordimiento dar de estipendio cierta cantidad que no representa ni el uno por ciento del total de lo gastado en la fiesta, cuyo fin; tristemente, no es dar gracias al Señor por la vida de esa señorita sino para “quedar bien”.

Podemos decir que el sacerdote vive de las ceremonias, porque es el momento en que el fiel recompensa a su ministro de todo lo que hace por la feligresía. Es cuando el sacerdote percibe algo por las horas gratuitas en el confesionario, por las consultas interminables, en su oficina, juntas, por los cursos o pláticas y retiros,  organización de los grupos parroquiales, por el tiempo empleado en administrar la parroquia a su cargo, por las visitas a los enfermos, a los hospitales, por las horas de estudio y las mil actividades que consumen sus días.  Y por todo ello, cuando bien le va recibe un “¡gracias, Padre!”... Tan solo en las ceremonias es cuando la gente contribuye al sostenimiento de sus sacerdotes.

A los que tanto se quejan de lo que se paga a los sacerdotes podemos recordarles que una reciente estadística demuestra que del total de parroquias del mundo, la cuarta parte están sin párroco. ¿Por qué?

Por la falta de vocaciones sacerdotales, debido a que las familias no incentivan a los pequeños al ministerio del altar y al contrario siempre se están quejando de lo referente a ellos, debido a que algunos medios de comunicación y gente escrupulosa solamente resaltan lo “podrido” de la Iglesia del Señor, aquellos que sólo ven “la mancha y no la blancura del largo mantel”.

Algunos dicen que entre los sacerdotes y obispos hay muchos malos. Ante esto hay que ver si es cierto. En la historia de la Iglesia a muchos que hoy consideramos santos en su época se les juzgó de muchas cosas, donde incluso había testigos.. Y después de mucho tiempo la verdad salió a la luz, y se demostró su inocencia, y muchos acusadores y testigos falsos tuvieron que admitir su error.. Hoy en día pasa lo mismo, es cierto hay algunos tristes casos, en los que de verdad nos duele en el alma y ante ello ninguna palabra puede satisfacer a sus ofensores. No obstante hay personas enemigas que les gusta inventar cosas que no son ciertas.

Pero también entre los protestantes hay mucha gente corrompida. Al fundador de los Testigos de Jehová lo sorprendió varias veces su esposa acosando a su sirvienta y a la secretaria. El fundador de los Mormones tuvo más de 28 mujeres. El fundador de los evangélicos dejó su juramento de ser casto y se casó con una también había hecho antes ese juramento.  En los países protestantes hay más crímenes sexuales que en los países verdaderamente católicos. Entonces tendremos que decirles “Cuidado el que tiene casa de vidrio no tiene piedras al vecino ¿En la Iglesia hay gente mala? Claro que sí (la gente buena es mayoría pero no hace ruido. Los árboles que crecen no hacen ruido. Los que hacen ruido son los que derriban árboles) ¿Qué los sacerdotes son pecadores? Claro, que sí. ¿Y quién no lo es? La Biblia dice que si alguien afirma que no tiene pecado, es un mentiroso (1 Jn 1,8) y no hay sino uno solo que ha podido decir a sus enemigos “¿Quién de ustedes me podrá comprobar que yo haya cometido siquiera un solo pecado? (Jn 8,46) ¡Ese es Jesucristo! A todos los demás, cuando tratamos de criticar a los otros por sus faltas nos puede decir Nuestro Señor “El que esté sin pecado que le lance la primera piedra” y como en el Evangelio tendremos que salir corriendo avergonzados, empezando por los más viejos (y no solo de edad) que muchas veces creen saberlo todo y sin embargo podrían ser los más podridos. (Jn 8,7) Por eso San Pablo entristecido: Todos (¡Todos!) estamos bajo el dominio del pecado, como lo dijo el Salmo 14: “No hay quien sea santo, ni siquiera uno” (Rm 3,9); pero así todo, la Iglesia Católica, aunque tenga sacerdotes y obispos pecadores, no solo por eso deja de ser la verdadera religión. ¿Por qué?, Porque Jesucristo dijo que su religión será como un campo donde al lado del buen trigo habrá siempre cizaña, perdición (Mt  13), que su Iglesia será como una red pescadora que al lado de peces buenos tendrá también peces inútiles y desechables. El campo siguiendo de Jesucristo aunque tenga cizaña. La red sigue siendo de Jesucristo aunque lleve peces malos. Jesús tuvo Doce apóstoles y uno de ellos fue malo, pero no por eso podemos decir que ese grupo no era el verdadero grupo de Cristo. También para los sacerdotes pudo decir Jesús: “Yo vine a buscar lo que estaba perdido” (Lc 19)

Por que el sacerdocio es una de las ocupaciones “menos rentables” que existen. para ser sacerdote hay que estudiar mínimo ocho años de Universidad (después de haber cursado el bachillerato). Además de no contabilizar años de servicio previos (preseminarios; retiros, jornadas) y posteriores (diaconados, misiones, etc.). Es decir para ser un sacerdote católico integran mínimo son diez años. un sacerdote católico estudia dos carreras universitarias (filosofía y teología) además de una formación bíblica y litúrgica. Y mientras este ministro empieza digamos a la “vida laboral” sus compañeros de bachillerato; que no fueron sacerdotes;  ya han realizado un par de carreras universitarias, o bien ya estudiaron, una licenciatura, una o dos maestrías y quizá hasta estudien un doctorado; quienes seguramente estarán ganado cuatro o siete veces más alto que el salario mínimo.

Y en cambio las entradas económicas del sacerdote  son: el estipendio de su misa diaria, ¿Cuánto cobran por una misa? Investíguelo en su parroquia y verá que no es la mina de oro que le andan inventando?. 

Fuera de eso qué otras entradas tiene ¿la limosna de los domingos? Nuestra gente es de lo más tacaña que hay en el mundo. Todavía andan creyendo que unos centavos son limosna. Simplemente a la parroquia a la que asisto, un día ayudé al padre a contar las limosnas y si toda la gente que asistió a esa misa hubiera dado, en promedio fueron $ 2 pesos... Y era una asamblea nutrida y no todos dieron. Hay muchas personas que creen que las limosnas que se recogen en las Misas suman millones; lo que suman son kilos de morralla; se da de limosna lo que no nos atreveríamos a dejar de propina. Dar limosnas de morralla es un insulto al Señor, dar un par de monedas es una máscara de limosna pero es engaño que nada cuesta y nada vale.

Con eso que damos de limosna o vive ni el gato más viejo de una casa... En Estados Unidos de América el católico se avergonzaba de dar menos de un dólar en su limosna de domingo.  En nuestro país no dan ni un peso, vienen al templo con las manos vacías, desobedeciendo la Ley de Dios que dice “No te presentes ante el Señor con las manos vacías” (Sir 35,4)...  Y se van a sus casas tan campantes a murmurar que los “los curas están repletos de dinero”. Así somos y así hablamos... Los católicos.

Los hermanos separados dicen de los sacerdotes cosas perores aún. ¡Paciencia!, en el día de Juicio se sabrá que no todo lo que brilla es oro, y que de los sacerdotes hablamos mucho pero de lo que convenía hablar.

Y si habláramos de las caridades de los sacerdotes...

No obstante a los ingresos que tienen los sacerdotes. Hay que considerar los egresos.

Las parroquias tienen siempre entre sus habitantes a gente pobre que el sacerdote ayuda de mil maneras: desde conseguir un trabajo, hasta colocar en una maternidad a una madre soltera, pasando por la ayuda en efectivo a familias necesitadas o en especie con algunas despensas.

Llegan a las parroquias, continuamente, personas auténtica o falsamente necesitadas y no es fácil distinguir unas de otras. A veces mientras la historia es más dramática es más falsa. El sacerdote ayuda a muchas de ellas, dejando a Dios el juicio de las intenciones.

A diferencia de otras instituciones o personas, no se acostumbra en la Iglesia pregonar las limosnas repartidas, de las acciones hechas en bien de los desheredados. "Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha" (Mt  6,3) dijo el Señor Jesús.

Aparte de las caridades y obras personales de los sacerdotes, existen en la Iglesia organismos perfectamente establecidos para socorrer a los marginados y damnificados por desastres naturales.

Porque conviene en este momento recordar que la Iglesia, en nuestro país, y en cualquier parte del mundo, está por formada por comunidades denominadas diócesis y arquidiócesis. Presididas por un obispo u arzobispo nombrados por el Papa, estas comunidades tienen autonomía pastoral y económica, por lo cual también son llamadas "Iglesias particulares" o "locales". No hay una administración que centralice el manejo económico de todas ellas.

A su vez, las diócesis y arquidiócesis están divididas en parroquias, las cuales están en comunión pastoral con el obispo pero por lo general se administran económicamente a sí mismas.

Las parroquias son las que reciben el mayor aporte directo de los fieles y, por lo tanto, son las que tienen que colaborar económicamente para que el obispado pueda funcionar y, también, sostener los servicios y estructuras de la diócesis (la curia, el seminario, etc).  Se ve con claridad, entonces, que la capacidad económica de cada diócesis está estrechamente relacionada con la realidad socioeconómica de la zona en donde está ubicada. Así, hay diócesis muy pobres porque están ubicadas en las regiones más necesitadas de nuestro país, y hay diócesis con muchos recursos porque están ubicadas en regiones con mayor poder adquisitivo (aún en el último caso, dentro de estas diócesis suele haber importantes “cinturones de pobreza” que es necesario atender).

Por eso, en general la Iglesia en América no cuenta con los suficientes recursos para llevar adelante su misión evangelizadora. La mayoría de las parroquias y diócesis del país viven con muy poco dinero, que les alcanza sólo para cubrir las necesidades más urgentes y no les permite proyectar acciones a largo plazo.

Se cree erróneamente que el Estado sostiene a la Iglesia, y aunque en algunos países católicos es así, el aporte es importante sólo en algunas áreas (por ej.: aportes por seminaristas). Las parroquias, a excepción de algunas de frontera, no reciben un peso del Estado.

También nos suele confundir el hecho de que la Iglesia tiene una cantidad importante de propiedades, pero éstas a su vez, suelen generar grandes gastos para su mantenimiento. Muy pocas son las que dan dinero.

Y en el caso de los colegios parroquiales, la gran mayoría sólo llega a recaudar lo suficiente para asegurar su propio funcionamiento, con muy poca capacidad de ahorro.

A medida que crezcamos en transparencia, estas creencias populares de que la Iglesia es rica y está llena de dinero seguramente irán desapareciendo.

Es oportuno destacar, con alegría, que en la Iglesia existen y tienden a crecer mecanismos para la redistribución del ingreso, como por ejemplo una colecta que se realiza una vez al año en las parroquias del país para ayudar a las regiones más necesitadas.

Muchas diócesis, además, han creado distintos programas y mecanismos para contar con fondos solidarios de ayuda a las parroquias más pobres y a los sacerdotes a cargo de las mismas. En varios lugares, son los sacerdotes con mayores posibilidades los que colaboran -aportando de su propio bolsillo- para ayudar a los sacerdotes con menos recursos.

Sin embargo, es cierto también, que dentro de la Iglesia hay personas (consagradas o no), parroquias y diócesis que no participan en esta corriente solidaria, y concentran una importante riqueza. El ver sólo a estas personas o comunidades y no al conjunto de la Iglesia, da la sensación de que la misma tiene mucho dinero, y esto no es cierto.

 La mayoría de las diócesis y parroquias del país no cuentan con dinero suficiente para la evangelización y apenas les alcanza para atender sus necesidades más urgentes.

Por lo que el Obispo o Arzobispo obtiene sus aportes de los fieles: tanto en dinero como en especies, tiempo y talentos. Constituye la fuente de ingresos más importante de la Iglesia que peregrina en la tierra:

a) Dinero: Ingresa principalmente a través de las colectas de las misas del fin de semana, contribuciones familiares, y donaciones de distinto tipo (para alguna obra, diezmo anual, por una Misa, en los sacramentos...).Que ya hablaremos de ello más adelante.

b) Especies: Otro aporte importante de los fieles es en especies (alimentos, ropa, medicamentos, juguetes, libros, electrodomésticos, etc.), que se canaliza generalmente a través de las Cáritas parroquiales.

c) Tiempo y talentos: También los fieles aportan su tiempo y sus capacidades en forma gratuita, coordinando grupos, dando catequesis, ocupándose de la liturgia y de la mayoría de las tareas que la Iglesia realiza.

El aporte gratuito de especies, tiempos y talentos bien puede considerarse como un ingreso análogo al dinero, ya que de no existir, la Iglesia debería pagarlo para poder llevar adelante su misión evangelizadora.

También están surgiendo algunos mecanismos de aporte a través del débito, de tarjetas de crédito, o de llamadas telefónicas, en general para fines específicos; pero esto no sucede en todas las Iglesias Particulares.

 d)  Aportes del extranjero: Para muchas diócesis, parroquias y organismos eclesiásticos son importantes los fondos que llegan desde el exterior, a través de distintos organismos eclesiales: ADVENIAT (Alemania), MISERIOR (Alemania), KIRCKE IN NOT (Alemania), MANOS UNIDAS (España), las Conferencias Episcopales de EE.UU. Y de Italia. Muchas comunidades pobres -principalmente de las zonas más necesitadas- son testigos de esta generosidad, que agradecemos de corazón. Conviene aclarar también, que esta corriente de aportes tiende a decrecer en favor de otras Iglesias más necesitadas que las de nuestros países.

Junto a estos aportes se pueden contar también las contribuciones que realizan las congregaciones religiosas de distintas partes del mundo.

 e) Fuentes locales: Hay Instituciones sin fines de lucro y Empresas que realizan contribuciones orientadas generalmente a cuestiones sociales.  ¡Que en nuestros países es muy raro, pues si no dan limosna, menos donativos considerables!.  Las escasas rentas provenientes de algunas propiedades e inmuebles de unos pocos Obispados.

 Hay ingresos originados en servicios educativos y sociales (Colegios, jardines maternales, hogares, etc.). En la mayoría de los casos este ingreso no se utiliza en actividades parroquiales o diocesanas, sino que se usa para solventar los gastos propios de estos servicios.

¿Y dónde queda ese dinero?

La misión de la Iglesia es evangelizar, llevar la Palabra de Dios a todos los hombres. Para poder hacerlo, entre otras cosas, hace falta dinero, que se asume como un medio y no como un fin en sí mismo.

El Derecho Canónico (conjunto de leyes que rigen a la Iglesia) establece que "Por derecho nativo, independientemente de la potestad civil, la Iglesia católica puede adquirir, retener, administrar y enajenar bienes temporales para alcanzar sus fines propios" (Código de Derecho Canónico, canon 1254).

Los fines propios son tres: "la organización del culto divino, el procurar la honesta sustentación del clero y demás ministros, el ejercicio de las obras de apostolado sagrado y de caridad, sobre todo respecto a los necesitados" (canon 1255). Estas normas son acordes a las enseñanzas de Jesús. Podemos ver una alusión al sostenimiento del culto divino cuando Jesús alabó el gesto de María que lo ungió con un perfume costoso (Jn 12,7). Al sustento de los ministros se refirió el Señor expresamente: "El que trabaja merece su salario" (Mt 10,10). Y en cuanto a destinar los bienes Materiales para el cuidado de los pobres, la enseñanza es clara y permanente en Jesús y los Apóstoles (Ej. Lc 14,13; 16,9;18,22; 19,8; Ga 2,10). Además ninguna institución en el mundo ha ayudado más a los seres humanos en todos los tiempos como la Iglesia Católica; ya que ella  también con sus bienes atiende al llamado de Jesús de amar a los hombres y verlos como hermanos.

Para visualizar mejor el destino de tales bienes y el estilo de administrarlos, es preciso tener presente la realidad y la singularidad de la Iglesia. Ella no es como un estado o una gran empresa, que recauda fondos y los distribuye en forma vertical, entre las diversas diócesis y parroquias.

Dicho de otra manera, cada diócesis vive una realidad distinta, de acuerdo a la zona geográfica donde se encuentra, del mismo modo que cada parroquia vive la realidad del barrio donde está ubicada. Desde esa realidad, y de acuerdo a lo que aporten los fieles, cada comunidad se esfuerza por dar respuestas a las necesidades pastorales y sociales de su gente, brindar los sacramentos y mantener su propia infraestructura, y también asistir directa o indirectamente a otras parroquias y a otras diócesis.

¿Tienen sueldo?

La mayoría de los fieles no saben de dónde sale el dinero para que vivan los sacerdotes. Muchos creen el Obispo les paga un sueldo -como lo haría el dueño de una empresa-, y hay quienes todavía piensan que el que les paga es el Estado.

La verdad es otra: es cada comunidad la que debe "procurar la honesta sustentación del clero y sus ministros" Por lo tanto, la mayoría de los sacerdotes vive de la retribución que su parroquia le puede brindar. Por tanto no hay sueldo.

Por otra parte, la Iglesia no tiene normas que establezcan los criterios para fijar montos comunes, porque las realidades socioeconómicas y pastorales de cada diócesis y cada parroquia son muy distintas entre sí.

Así, puede verse que un sacerdote de una parroquia de bajos recursos recibirá de su comunidad una asignación muy humilde. En algunas diócesis con comunidades muy pobres a veces se establece un monto mínimo para cubrir las necesidades más elementales de los sacerdotes. En estos casos se recurre a fondos solidarios que se mantienen con los aportes de otras parroquias u otros sacerdotes.

Para el caso de la parroquia con muchos recursos suele haber límites: Las diócesis muchas veces suelen fijar topes -de acuerdo a la antigüedad y al cargo pastoral- por obvias razones de principios. Forzando una simplificación, y sólo a fin de tener alguna medida de referencia, podemos decir que la asignación de los sacerdotes en estas parroquias más pudientes, en general no suelen superar al sueldo equivalente de un empleado administrativo privado de la zona, con antigüedad proporcional. Pero no son tantas las parroquias que pueden llegar a esta proporción: la mayoría de nuestras parroquias son modestas, y muchas no llegan a sustentar a sus sacerdotes.

Así que, si te preocupaba este rubro descansa tranquilamente que lo que ofrendas el Domingo o tus estipendios no llegan al Vaticano, ni se apodera todo el sacerdote; cosa que no sucede en otras “iglesias cristianas”; se toma una parte donde se pagan Impuestos, la energía eléctrica ¡Imagínate lo que se gasta en un templo!!, agua, predial, oficinistas, secretaria, sacristán, jardineros, papelería, artículos de limpieza, lavandería para la ropa litúrgica y sabrá Dios cuantas cosas más tiene que pagar un sacerdote.

Además que “algunos domingos” se hacen colectas especiales que pegan directamente a las ofrendas y estipendios: “Óbolo de San Pedro”, para las misiones, para el seminario, obras determinadas, etc.

En el caso del “Óbolo de San Pedro” y otras colectas que llegase a realizar esporádicamente el Vaticano devuelve en donaciones a cada país el doble o más de lo que recibe con el óbolo de San Pedro. Por otro lado, son las órdenes religiosas las que suplen a los Estados cuando éstos no funcionan en la atención a las necesidades básicas de sus ciudadanos. Ejemplo de ello son los Misioneros de la Caridad - de la Madre Teresa de Calcuta- en sus ramas femenina y masculina.  Y le invito a que se dé una vueltecita por la comunidad de estos hermanos y haga la experiencia de convivir con ellos sólo una semana, atendiendo a los enfermos mentales que ellos atienden. dudo que los critican a la Iglesia, que aguanten más de día y saliendo tengan la misma opinión

Y por si fuera poco  la otra parte de lo recaudado que queda se envía a la Diócesis o Arquidiócesis donde contribuirá al sostenimiento de Seminarios, orfanatos, conventos, centros de beneficencia para viudas y pobres, apoyo a los sacerdotes enfermos; casas de retiro para sacerdotes, colaboradores episcopales y muchas cosas que el Obispo u Arzobispo ha establecido en su Plan Pastoral en favor de la educación, evangelización, cultura y las necesidades  comunidad misma, y de la colecta también  saldrá una pequeña porción para que el se alimente, compre material para preparar su homilías, ropa, ayude a sus padres enfermos, si es que los tiene, etc.

Al respecto nos comenta e invita el P. Pedro Herrasti, S. M. De todos los ingresos de una Parroquia, el Sr. Cura sostiene empleados, debe separar una parte para los gastos de la Diócesis, mantenimiento del Templo, etc.,etc. Y ¡sólo Dios sabe, cuántas personas pobres dependen de la ayuda de los Sacerdotes! Así pues, hacemos una verdadera exhortación a los fieles a que sean generosos con sus limosnas, pues hay un hecho: la Iglesia Católica, debe vivir de los católicos. Debemos olvidar el encomendar a nuestros amados Sacerdotes en nuestras oraciones, para que Dios Nuestro Señor los haga santos

Pero dicen otros. “los sacerdotes católicos son muy ricos y explotadores”

Ante tal afirmación pregúnteles ¿Cuáles sacerdotes?. Hago el favor de decirme su nombre y apellido. Porque no puedo decir yo por ejemplo: Los generales del Ejército son malos. “Tengo que decir: Tal general, o tal, otro” si eso me consta, es porque yo soy quien ha sido testigo de ello, tengo pruebas, porque si sólo repito lo que dicen os demás, estoy inventando una calumnia.

¿Cuáles sacerdotes católicos conoce usted que sean ricos? Vaya haciendo una lista de los que conoce. ¿Qué tienen?

Casa Cural: El día que se vayan de esa parroquia, la dejarán. No es propia. Es para servicio del pueblo, barrio o colonia.

Automóvil: Cualquier profesional lo tiene hoy en día, porque lo necesita para poder moverse libremente y llegar a tiempo a sus oficios. Es un gasto grande mantenerlo, y al sacerdote le causa bastantes preocupaciones económicas. Pero es necesario. ¿Y de lujo? Preguntarán... Muchas veces están en autofinanciamientos, y lo están pagando.  Otros han sido obsequios familiares. Además si usted fuera un profesionista, trabajara día a día; porque a nadie le roba; no tiene una familia que mantener, tiene lo necesario para vivir y ha ayudado a su comunidad con parte de su sueldo ¿En qué invertiría su dinero?... Yo no conozco a ningún varón profesionista que no anhele tener un buen automóvil.

Pago por las misas, funerales, etc. El sacerdote no cobra por una misa o por un funeral, ni siquiera lo que un buen médico cobra por una consulta o una revisión de un par de minutos. Y El sacerdote celebra sólo una o por mucho dos misas cada día. Y ambos hicieron estudios igualmente largos en universidad invirtiendo mucho en ellos.

Un joven le dijo a otro al ver a su párroco en un buen automóvil. “¡Quisiera ser cura, para tener un auto como este!” el otro astutamente le respondió: “Sí sólo quieres ser sacerdote para tener un auto, te conviene más estudiar una licenciatura y buscar un buen empleo, pues para tener un auto como ese tendrás que esperar más tiempo y someterte a los rumores de la gente envidiosa, que tratarán como si fueras un delincuente

¡Qué tristeza! Si un profesionista tuviera un buen automóvil por ejemplo un médico, un trabajador social, un abogado, un ingeniero, etc.  Y saliera por el barrio la gente rumorearía: “¡Le está yendo muy bien, pero su trabajo le costó, es justo por los días de desvelo!”, sin embargo si saliera un sacerdote, diacono u obispo en las mismas circunstancias añadirían simplemente “¡Es un ladrón!”... ¿Cuál es la diferencia?, ¿A quién fue a robarle?... ¡A nadie!

Si un Pastor Protestante goza de un buen automóvil, una buena casa a parte de la casa donde está su negocio... perdón quise decir “su templo” y su familia vive cómodamente. Sus adeptos dirán: “¡Dios lo ha bendecido, ha prosperado! “... “Es porque tiene otra profesión de la que vive”

Si conocemos algún sacerdote rico, probablemente es una excepción. Quizá sea porque era de familia rica. Pero de todos modos los sacerdotes ricos siempre son una minoría.

La inmensa mayoría de los sacerdotes viven probablemente como cualquier vecino, ganándose el pan con su trabajo de cada día.

Los religiosos  tienen grandes edificios, pero son para el servicio público: colegios, universidades, escuelas, etc.

Pero ellos personalmente son pobres: basta ir a su habitación y ver en qué consiste: una pieza sin adornos, una mesa, una silla y una cama sencilla.

Aunque la Comunidad tiene bienes, para sus obras sociales a favor del pueblo, el sacerdote personalmente es pobre y se contenta con poco. ¡Millones de sacerdotes en el mundo viven en lugares muy pobres, por tanto viven pobres también!

No obstante hay sus exageradas excepciones.

Si hay las excepciones (Cristo entre 12 tuvo uno que amaba el dinero: Judas Iscariote) siempre serán las excepciones solamente, porque los sacerdotes y religiosos viven casi todos a imitación de Cristo, buscando y prefiriendo las cosas del cielo que las de la tierra… Si conoces alguno, ora por él.

Insisto hoy ser sacerdote es una de las ocupaciones menos atractivas para quien desea ser rico. Porque produce muy poco económicamente.

Sencillamente para finalizar le pondré una tarea muy sencilla. De las siguientes profesiones, investigue o estime cuanto ganan al mes los siguientes profesionistas:





PROFESIONES
SALARIO  MENSUAL
Licenciado en Filosofía y Letras:
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Licenciado en Teología:
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Notario Público o su homólogo en el país que da fe pública en documentos, certificaciones, etc.
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Oficial de Registro Civil o su homólogo en Materia jurídica para trámites civiles (actas de nacimiento, Matrimonio, defunción, etc.)
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Un excelente Médico:
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Licenciado en Psicología:
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Consejero Matrimonial:
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Aclamado Conferencista de cualquier rama:
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Gobernante o Dirigente Social:
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Licenciado en Derecho (abogado, intercesor, fiscal, etc.)
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Un Juez o administrador de Justicia.
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Un excelente Administrador o Gerente.
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Un honrado Licenciado en Contaduría
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Un virtuoso Músico o Cantante
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Un sabio Profesor de cualquier nivel, etc.
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Yo te aseguro que un sacerdote católico realiza casi o todas las funciones de los profesionistas antes mencionados y de muchos que faltaron de agregar... y no ganan lo de uno solo de ellos... todo lo hacen por amor, por servir a dios y a su iglesia. ¡Valoremos más el ministerio sacerdotal! Jesús ya estableció el pago: cien veces más y la vida eterna, finalmente es justo y bíblico... oremos por ellos; nosotros los cien veces más hermanos, hermanas, madres, e hijos que recibió por seguir y dejar todo por el señor.

Los edificios de la Iglesia Católica, aunque son grandes y hermosos, no son un lujo, son un servicio para el pueblo en ellos se educa, atienden enfermos y se hacen reuniones para nuestras asociaciones.

LOS PADRES DE LA IGLESIA

San Juan Crisóstomo Catena Aurea, Vol. VI, p. 315

Cristo no prohíbe enriquecerse, sino hacerse esclavo de las riquezas: quiere que usemos lo necesario y que no guardemos avariciosamente”.

San Ambrosio Catena Aurea, vol. VI

“…siguiendo el mensaje de Jesús, cuando se refiere a los pobres en sentido socioeconómico -es decir, a los que no poseen bienes Materiales-, aclara: «No todos los pobres son bienaventurados; porque la pobreza de suyo es indiferente; puede haber pobres malos y buenos… Aprendan los ricos (de Zaqueo) que el mal no consiste en tener riquezas sino en no saberlas usar bien; porque del mismo modo que las riquezas son un impedimento para los malos, son un instrumento para la virtud de los buenos"… "¡Ay, de vosotros, ricos, que ya tenéis vuestro consuelo...!; sin embargo, a los que se condena por la autoridad de la sentencia celestial no son a los que tienen riquezas, sino a los que no saben usarlas

Por eso, la Iglesia ha canonizado a personas que han vivido en estratos sociales y económicos muy diversos: desde san Benito Labre, mendigo, al beato Carlos de Habsburgo, emperador de Austria-Hungría, que residió gran parte de su vida en palacios y mansiones imperiales, siempre con gran sobriedad. No es "el marco" lo que define al pobre, sino su corazón.

La pobreza, por tanto, debe caracterizar la vida de todo cristiano, sea cual sea la condición económica y social en la que se encuentre. La Iglesia ciertamente a través de las congregaciones pobres: Franciscanos, Dominicos, Mercedarios, etc. Nos ha enseñado a no poner nuestro corazón en ellas; pero también ha enseñado que las riquezas son para compartir.

Además desprenderse de las riquezas, hay que aprender a usarlas rectamente, cuando se poseen, para hacer el bien, haciéndolas fructificar y convirtiéndolas en instrumentos para el bien.

San Gregorio de Nisa Sermón 1

 "… sed moderados en el uso de los bienes de esta vida. No os pertenece todo; al menos una parte de esos bienes debe quedar para los pobres que son amados especialmente por Dios".

Santo Tomás de Aquino Contra Gent, III,133

“…las riquezas son buenas en cuanto son útiles al ejercicio de la virtud; mas si excede esta medida de manera que impida el ejercicio de la virtud, no han de computarse entre las cosas buenas, sino entre las malas. De aquí que para algunos que usan de ellas para la virtud sea bueno poseer riquezas, mientras que para otros, que por ellas se apartan de la virtud, ya por demasiada solicitud, ya por el demasiado apego a las mismas o por la distracción de la mente que de ellas proviene, es malo poseerlas”.

El Concilio Vaticano II recuerda a los laicos: procuren, pues, seriamente, que por sus competencia en los asuntos profanos y por su actividad, elevada desde dentro por la gracia de Cristo, los bienes creados se desarrollen al servicio de todos y de cada uno de ellos...” (Const. Lumen gentium, 36). Entendido el concepto de pobreza evangélica abordemos el tema en cuestión. 

San Juan Crisóstomo, o. c. en bibl., 307-308

"No basta, pues, despreciar las riquezas, sino que hay también que alimentar a los pobres, y principalmente hay que seguir a Cristo, es decir, hacer cuanto Él nos ha mandado: estar dispuestos a derramar la sangre y soportar la muerte cotidiana. (...) ¡Qué difícilmente entrarán los ricos en el reino de los cielos! Lo cual no es hablar contra las riquezas, sino contra los que se dejan dominar por ellas"

CONCLUSIÓN:

Dejemos de ser observadores de lo mundano y comencemos a construir para edificar el Reino de Dios al lado de los más necesitados, que cada uno de nosotros nos convirtamos en esa gota que le falta al mar para mejorar la vida de cada uno de los necesitados y que a través de ellos podamos alcanzar la Santidad.

Finalizo este humilde comentario recordando las palabras de Jesús: No juzguen y no serán juzgados. No condenen y no serán condenados (por el Señor)” (Mt 7,1)





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No hacemos nada. Él hace todo. Toda gloria vuelve a Él. Dios no me ha llamado para ser exitosa. Me ha llamado para serle fiel”.

                                                   Beata Madre Teresa de Calcuta

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Empecemos a sentir para poder ver, el necesitado está más cerca de lo que nosotros pensamos a veces no es necesario tener la solución al necesitado pues todo lo que se necesita llegará con una oración

                                                    José Manuel Raccamarich, co-autor.

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"Todos los que aman las riquezas, aunque no puedan conseguirlas, forman parte del número de los ricos"

                                                   San Agustín

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Hay personas que pueden permitirse el lujo de una vida muy confortable. Es posible que sea fruto de los esfuerzos que han realizado. Lo que me irrita es el despilfarro. Me irrita observar que hay personas que malgastan y desperdician cosas que podríamos emplear a favor de los pobres

                                                      Madre Teresa de Calcuta 

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Recuerdo haberle escuchado al cantante Manu Chao preguntarse ¿desde cuándo se dejaron de repartir en el Vaticano los panes y los pescados?, aludiendo a que vivía el Papa en la opulencia. Qué ignorante resultó este personaje, no tiene idea de cuantos leprosarios, hospitales, orfanatorios y centros de misión se sostienen del Vaticano sin recibir un solo centavo a cambio, si lo supiera le daría vergüenza…”

                                                      Joel Adán Domínguez, Apologista Católico


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